Los visitantes que se están acercando esta temporada hasta el parque cinegético El Hosquillo se están encontrando con dos inquilinos menos que en campañas anteriores: la pareja de lobo ibérico que llevaba habitando allí desde la primavera de 2016 falleció en marzo afectada de leishmaniosis, una enfermedad que se transmite por la picadura de un mosquito. La gerencia del centro continúa trabajando para obtener la cesión al espacio de una nueva pareja de esta especie, explica su director, José Antonio Gil, aunque cree que ya no va a ser posible que lleguen a tiempo para esta campaña.
“Estamos en conversaciones para ver cuándo puede ser”, señala Gil. En peligro de extinción, el lobo ibérico era una de las especies más esperadas por los alrededor de 20.000 visitantes que cada año acuden al parque, que está situado en pleno corazón de la Serranía de Cuenca y tiene una superficie de 910 hectáreas.
Aunque el emblema del parque es el oso pardo. El Hosquillo cuenta en la actualidad con diez ejemplares de esta especie, que también se encuentra en peligro de extinción. Muflones, ciervos, corzos y jabalíes completan la población animal de este centro, en el que también se puede encontrar una gran diversidad de aves. Así, una pareja de águilas reales, cuatro buhos reales, una pareja de águila culebrera, tres ratoneros y dos milanos son otros de los habitantes.
El director de El Hosquillo explica que el parque cuenta “con pequeños box para aves rapaces que son irrecuperables”.
“A veces también tenemos especies más pequeñas como, por ejemplo, erizos”, detalla Gil, puntualizando que suelen estar en El Hosquillo de forma temporal.
A pesar de la triste pérdida de los lobos y de que este año no ha habido ningún nacimiento de osos, sí se ha incorporado un ratonero y alguna otra rapaz pequeña. El responsable del espacio detalla que todas las campañas les suelen llevar al centro alguna cría de ciervo o muflón que “la gente se encuentra por el campo”, aunque hasta el momento no han tenido ninguna entrada.
El Hosquillo fue creado como parque cinegético experimental en 1964 y desde 1986, la Junta de Castilla-La Mancha gestiona el espacio desarrollando labores de conservación, investigación y educación ambiental. En el centro se puede observar ejemplares de la fauna ibérica, conocer la vegetación de La Serranía y concienciarse sobre la conservación de la biodiversidad.
EDUCACIÓN AMBIENTAL
Gil destaca que están muy satisfechos tanto por la afluencia de público a lo largo de estos años como por el trabajo de sensibilización que realizan. Aunque apunta que todavía es pronto para hacer un balance de las visitas en esta campaña, sí destaca que la Semana Santa y los puentes han funcionado muy bien, cubriéndose prácticamente todas las plazas ofertadas (un máximo de 70 por turno).
Para el director resulta muy satisfactorio que personas que vinieron al parque de pequeñas hayan regresado de adultos para enseñárselo a sus hijos. “Nuestra labor ha servido para algo”, subraya.
Y es que El Hosquillo es una gran aula al aire libre en la que aprender sobre recursos naturales y cada año reciben numerosas visitas de grupos escolares. “Los niños pequeños son muy agradecidos si captas su atención”, indica Gil. “El truco es adaptarse a la edad y conocimientos de los participantes”, indica, resaltando el trabajo de los monitores, que hacen la visita didáctica al tiempo que amena.
Los interesados en conocer el parque deben reservar con antelación. La campaña de este año se cerrará el 9 de diciembre.