Desde finales de mayo de 2017 Elisa Bayo es la responsable del Área de Cooperación y Voluntariado de Cáritas Diocesana de Cuenca. Todo un reto para esta comprometida periodista conquense que reconoce que echa de menos el trepidante mundo de la actualidad informativa, pero que ha asumido su nueva labor “como un aprendizaje personal y con ganas de dar continuidad a lo que ya había en marcha”.
De cara al año que acaba de empezar, apunta como actuaciones de gran calado el programa de formación del voluntariado que se va a desarrollar en toda la provincia y un proyecto de sensibilización que les ha concedido la Junta para acercar los objetivos de desarrollo sostenible. En materia de cooperación, subraya la importante labor que se llevará a cabo en Perú, después de campañas en años anteriores en El Congo o Benín.
Allí se instalará, gracias a la colaboración de las parroquias de San Esteban y Motilla del Palancar, una emisora de radio en una comunidad del Alto Amazonas afectada por los derrames petroleros. “Hay proyectos que parece que no son necesarios o no tanto como llevar comida, pero este es el ejemplo de que lo son y mucho”, señala Bayo.
También en el país sudamericano se ha iniciado un proyecto para la formación de madres adolescentes indígenas de entre 12 a 16 años “y a lo largo de 2018 desarrollaremos ‘Cooperando con la Amazonia’ que vamos a hacer con Cáritas Española y que consistirá en la elaboración de videos y fotografías sobre los problemas en el Alto Amazonas enfocándolo desde el punto de vista de los derechos de los indígenas”, detalla Elisa.
A lo largo de 2017 se han realizado 12 proyectos de cooperación internacional en lugares como la República del Congo, Perú, Ecuador o Benín
COMUNICAR
Precisamente, su larga experiencia como profesional del periodismo le ha dado las tablas necesarias para abordar este tipo de iniciativas donde la comunicación tiene mucho peso. “Además, también me es muy útil mi profesión a la hora de analizar las causas o argumentar y documentar bien un determinado proyecto o en la búsqueda de fuentes”.
A su entender, la clave del éxito de los proyectos de cooperación es explicar a la gente de aquí lo que se hace en otros lugares remotos “y ésa es la gran herramienta que tenemos que utilizar”, destaca. “Desde Cáritas trabajamos la cooperación fraterna porque somos conscientes de que la persona que está a 7.000 kilómetros nos tiene al lado”, dice refiriéndose a las organizaciones con las que colaboran en cada misión.
En este sentido, considera que “hacer allí sin contar aquí no sirve de nada. Comunicando nuestra labor sí se conciencia más, pero la gente tiene que notar esa cercanía con lo que estamos haciendo”.
BALANCE 2017
Durante 2017, se han realizado un total de 12 proyectos de cooperación.
Además del ya citado en Perú, Cáritas Cuenca ha ayudado en el terremoto de Ecuador. En la República del Congo- o Congo Brazzaville- la ONG lleva once años luchando por conseguir derechos sanitarios, para la prevención de la malaria, o el derecho a la alimentación, con el apoyo a cooperativas agrarias.
La responsable de la organización confirma, no obstante, que esta labor se ha tenido que frenar porque ha vuelto a haber conflicto armado en la zona “por lo que la cooperación la hemos transformado en ayuda humanitaria”.
De la misma manera, se está apoyando en este lugar la acogida de desplazados internos y, desde hace tres años, y se repetirá éste, la acogida de refugiados centro-africanos. La contraparte en este proyecto es Cáritas Congo.
Y de África central al oeste del continente. En Benín, Cáritas sirve de apoyo a las Hermanas Terciarias Capuchinas, tanto en el centro que gestionan de niños desnutridos como en el centro de formación.
Como novedad y de forma “sorprendente”, este verano han emprendido un proyecto de igualdad de género que ha podido vivir en primera persona Elisa Bayo.
“Hicimos unos materiales con las monjas y el objetivo que nos planteamos fue el de sensibilizar a las autoridades políticas de un barrio donde hay altas tasas de matrimonios forzosos”.
Asimismo, se han llevado a cabo talleres con mujeres y se han impartido charlas en los colegios. “Lo fascinante es que después de marcharnos el proyecto ha seguido adelante y nos cuentan que se están demandando más charlas. Sin duda lo más chocante es ver cómo vas allí con la realidad social que tienen a decirles que reflexionen sobre la misma y que lo acojan así”.
Los voluntarios son la base y el alma de Cáritas, sin ellos no existiría. En la actualidad hay más de 300 en la provincia
VOLUNTARIADO
Sobre su otra responsabilidad, el voluntariado, Bayo no tiene más que palabras de agradecimiento. “Son la base y el alma. Sin ellos Cáritas no existiría”. A fecha de hoy hay más de 300 voluntarios en toda la provincia.
“Es bastante fuerte en las parroquias, porque es un voluntariado muy comprometido que conoce muy bien las necesidades de su entorno”. Este tipo de voluntarios suelen ser jubilados y en su mayoría mujeres.
Se encargan de la acogida y acompañamiento a familias en situación de vulnerabilidad. “Su función es conocer los casos y ver cómo pueden ayudar”.
En esta tarea su bastón son los agentes de la organización, trabajadores sociales que les supervisan y asesoran en todo momento. A lo largo de 2017 se han atendido en Cuenca a 1.891 personas.
Por otra parte, está el voluntariado que participa en programas generales que se hacen desde la Diocesana como los 15 de cooperación, el que atiende el Albergue de Transeúntes o los voluntarios de Ropacor. En este caso, el perfil es más variado.
Son pocos meses de trabajo todavía pero muy intensos y que han dado para mucho. Para este 2018, Elisa Bayo seguirá trabajando desde Cáritas Cuenca para que la cooperación internacional siga transformando realidades y la gente sepa realmente a dónde van a parar sus donativos y por seguir fortaleciendo un tejido de voluntarios que hacen realidad muchos proyectos y cambian la vida de los que más lo necesitan.