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Las gasolineras reciben el año 2023 con incertidumbre

La patronal de las estaciones de servicio de Cuenca lamenta que no se haya articulado un mecanismo por si se vuelve a producir un incremento del precio de los combustibles
Las gasolineras reciben el año 2023 con incertidumbre
Foto: Saúl García
18/01/2023 - Rubén M. Checa

S

i hay un gasto para empresas y familias casi ineludible en el día a día, ese es el relativo a los carburantes, ya sea para la movilidad o para alimentar las calderas de gasóleo.

Tras el alza de los precios de esta energía a inicios de 2022, el Gobierno de España decretó la conocida bonificación de 20 céntimos por litro, que concluyó el pasado 31 de diciembre.

Ahora, tras esta eliminación, las gasolineras y estaciones de servicio de la provincia afrontan un 2023 “con cierta resignación” porque, al fin y al cabo, el año recién despedido ha sido “duro” para los pequeños y medianos empresarios del sector dada la carga tanto de tesorería como burocrática que han tenido que soportar por motivo de esta ayuda.

Así se ha pronunciado el presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de la Provincia de Cuenca (Asemescu), Miguel Celdrán Nuño, quien destaca también la “alta incertidumbre” que hay de cara a este nuevo año.

Con este panorama, Celdrán Nuño lamenta que desde la administración “las propuestas de los pequeños y medianos empresarios del sector han sido desoídas, aunque hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para dar el mejor servicio, atendido, y de calidad”.

La bonificación supuso un 2022 “con muchos problemas”, sobre todo al principio, “con sistemas informáticos que no estaban preparados, una situación fiscal que no se sabía bien cómo se iba a tributar, y una carga burocrática y de tesorería para la que tampoco se estaba preparado”.

Con el inicio del nuevo año y ya sin esa bonificación estatal a los carburantes, desde las estaciones de servicio de la provincia tienen el temor a volverse a encontrar con un escenario de precios alcistas en el que se tengan que tomar medidas y vuelvan a ser los empresarios los que tengan que soportar estas cargas administrativas.

Todo ello porque, después de la experiencia a lo largo de 2022 y tras la eliminación de la ayuda, los empresarios se encuentran “en riesgo” porque “no se ha creado ninguna alternativa en caso de un nuevo alza de precios, por lo que consideran “lógico” que se hubiera creado un sistema para aplicar si se produjera una subida de precios como ocurrió el año pasado.

“¿Si los combustibles vuelven a rozar los dos euros por litro van a volver a obligarnos a financiar de la noche a la mañana esta ayuda? ¿Vamos a volver a tener que interpretar corriendo nuevos decretos?”, se ha preguntado Celdrán Nuño.

Tras manifestar la sensación “de que no se ha aprendido de la experiencia”, la reivindicación que lanzan desde la patronal de las estaciones de servicio es que este tipo de ayuda sí hace falta, pero con un descenso de la carga impositiva de estos productos “indispensables y con demanda rígida” para familias y empresas.

Por eso, la propuesta que lanzan es que si se tuviera que poner en marcha otra vez ayudas al carburante, sean las grandes operadoras las que descarguen el producto con la bonificación aplicada, “al mover millones de euros, el Gobierno tiene más fácil coordinarse con ellas y no con 3.000 pequeñas y medianas empresas”.

 

 

La incertidumbre en el sector está provocando la pérdida de empleo y la reconversión de las estaciones de servicio a un sistema desatendido

Durante estos días la situación ya se ha ido normalizando tras el colapso sufrido los últimos días, por lo que el panorama actual se asemeja a como empezó el 2022.

Aunque eso sí, de la patronal apuntan que “ante las incertidumbres, se está produciendo una reconversión del sector y se están perdiendo puestos de trabajo con la reducción de jornadas y automatización del servicio”.

A juicio de Celdrán Nuño, esto es “a lo que nos avoca el Gobierno”, y este “debería valorar al sector tradicional del oficio, para garantizar un servicio de calidad al ciudadano y no garantizar un precio en donde el margen entre tener una estación de servicio atendida o desatendida es ínfimo, ya que el margen entre la compra y venta de combustibre es entre 5 y 15 céntimos”.

Y es que, al convertir una estación de servicio a desatendida, “se reducen riesgos y gastos”, y la presión que hay sobre el sector “está llevando a que cada vez haya más y se pierda la atención personal tan necesaria”, incide.