Agricultura de Cuenca
La falta de lluvias reduce la cosecha de lavanda en la provincia a una campaña normal
Los cultivadores de lavanda y lavandín de la provincia de Cuenca ya han comenzado a recolectar las variedades más tempranas de estas plantas aromáticas, cuyos aceites esenciales tienen múltiples aplicaciones tanto en la perfumería y la cosmética como en los detergentes y la empresa farmacéutica.
Las primeras estimaciones del sector apuntan a que este año van a afrontar una campaña normal, dentro de la media histórica, por lo que la producción se prevé que se vaya a situar entre los 50 y 60 kilos de aceite esencial ya destilado por hectárea, tal y como asegura a Las Noticias de Cuenca Tomás Carrillo, uno de los administradores de Vallejondo Esencial, una empresa familiar de producción y destilación de lavanda y lavandín enclavada en Villares del Saz con una explotación de 130 hectáreas en producción.
Nada que ver, por cierto, con la campaña anterior, cuando se registró un rendimiento medio por hectárea que se situó entre un 35 y un 40 por ciento por encima de una cosecha normal. Algo que ha respondido, según Carrillo, al anómalo comportamiento del tiempo en la segunda parte de la primavera.
Las altas temperaturas y la escasez de lluvias registradas durante los meses de mayo y junio han dado al traste con las buenas previsiones de cosecha existentes hasta ese momento: “La espiga del lavandín no se ha desarrollado como debería por esas condiciones meteorológicas, a semejanza de lo ocurrido con otro cultivo de la provincia, como ha sido el cereal, y lo que iba a ser un año muy bueno se ha quedado en un año normal”.
Y es que, en palabras de este productor, “estas plantas necesitan poca agua, pero eso sí constante, y eso es lo que había estado pasando hasta mediados de mayo, pero a partir de ahí todo cambió y ha traído consigo esta reducción de cosecha”.
CALIDAD y PRECIOS
Pero esta notable reducción de la producción, sin embargo, traerá consigo, en opinión de Carrillo, una campaña con aceites esenciales de gran calidad, porque “estas plantas aromáticas de secano, como el lavandín y la lavanda, cuanto más sequía y más sufren, mayor es la calidad de sus aceites esenciales”.
Otra cosa bien distinta es lo que está ocurriendo con los precios de este cultivo, que con la pandemia han experimentado una caída importante; algo que pone en peligro la rentabilidad de estas explotaciones agrícolas, sobre todo, en un año como éste, con una producción normal.
El mercado mayorista, en palabras de Carrillo, continúa más o menos parado desde la pandemia. Y se encuentra así, según dice, por motivos muy distintos.
Entre los factores, además de la pandemia en sí que ha originado una importante caída en el consumo de perfumes y aromas en general, se encuentra el hecho de que “el aceite esencial puro de lavanda ha estado bastante caro antes de la llegada de la Covid, lo que ha provocado que algunas industrias químicas hayan optado por fabricar aceites sintéticos similares y venderlos a menor precio; sin olvidar que desde hace un tiempo los países del este de Europa están sacando aceite esencial de los almacenes, inundando el mercado, lo que también contribuye a hundir más los precios”.
Con este escenario tan adverso, no es de extrañar que este productor de Villares del Saz recomiende a aquellas personas que se estén planteando apostar por estos cultivos a que se esperen, ya que “ahora no es precisamente el mejor momento”. Y eso que tiene claro que estas plantas aromáticas son a priori una buena alternativa para diversificar las explotaciones agrícolas.