Hablar del castillo de Santiago de la Torre es hablar de las localidades de San Clemente, El Provencio, Las Pedroñeras y La Alberca de Záncara. Enclavado en un cruce de caminos en tierras sanclementinas ha ocupado siempre un lugar destacado en el pasado de estos pueblos y sus gentes, hasta el punto de que su “historia” es por todos conocida o, al menos, eso era lo que se creían.
Y es que la historia, como muchas cosas en la vida, puede ser rescrita y eso es lo que han hecho los arqueólogos Santiago David Domínguez-Solera, de Heróica Arqueología y Patrimonio Cultural, y Michel Muñoz, de M&M Arqueología y Patrimonio Cultural, que con su investigación, en la que han contado con la “inestimable aportación” del historiador y archivero sanclementino Ignacio de la Rosa Ferrer.
Arduo trabajo desde el año 2017 que ha traído consigo, por ejemplo, el retraso del origen de este castillo en nada más y nada menos que 200 años, tal y como recalca uno de sus autores, Domínguez-Solera, quien apunta, en consecuencia, que “estamos hablando de un castillo bajomedieval”.
Hasta ahora se creía que la torre del homenaje –primera estructura que se erigió de esta fortaleza– databa del siglo XIII, junto a la fundación de la aldea de Santiago de la Torre en la que se encuentra ubicada, estando detrás los caballeros de la Orden de Santiago, sin embargo, ahora han determinado que fue edificada en la primera mitad del siglo XV por Pedro González del Castillo y Portocarrero, quien fundaría el Señorío de Santiago de la Torre, que abarcaba Santa María del Campo Rus y la aldea de Santiago de la Torre, entonces denominada –otra novedad– Santiago el Quebrado. Y, en este sentido, Domínguez-Solera apunta que se da la circunstancia de que un hermano de éste construyó en esa misma época otra torre idéntica en San Clemente y, por lo tanto, coetánea a la de Santiago de la Torre, que no es otra que la hoy conocida como Torre Vieja, uno de los muchos atractivos de la noble villa renacentista.
"La investigación sobre esta fortaleza se ha dilatado durante varios años y ha contado con la aportación del trabajo desarrollado por el historiador y archivero sanclementino Ignacio de la Rosa"Los descendientes de Pedro González del Castillo y Portocarrero continuaron con el Mayorazgo durante años y entre finales del siglo XV y principios del XVI construyeron el resto del castillo; es decir, el recinto amurallado en forma de L con torres redondas en cada uno de sus cinco ángulos salientes y muros almenados, que se sumaron a la torre del homenaje ya existente, de planta rectangular y esquinas reforzadas con sillería, dotada de saeteras y pequeñas ventanas geminadas y ajimezadas y entrada en altura con arco apuntado adovelado.
Así las cosas y ya a mediados del siglo XVI, el que fuera cuarto o quinto señor del Mayorazgo de Santiago de la Torre quiso deshacerse de él y se lo vendió a uno de los corregidores de San Clemente, descendiente de Juan Pacheco, Marqués de Villena. Sin embargo, según recuerda uno de los investigadores “en esa época la Corona ya no quiere castillos, como en la Edad Media, lo que hace que entre finales del siglo XVI y principios del XVII decidan construir en el interior del recinto un palacio con adobes, algo común en esa zona, abriendo, incluso, ventanas en los paños de la muralla”.
Los Pacheco mantendrán el castillo hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX, hasta las desamortizaciones, momento en el que ha ido pasando a distintas familias burguesas y acabando hace unos años en manos del Ayuntamiento de El Provencio, que se hizo con más del 75% del castillo gracias a la donación de diversos propietarios.
Historia más detallada
Esta completa investigación, que se ha dilatado durante varios años, ha logrado arrojar luz sobre algunas sombras, enriqueciendo la historia de esta fortaleza y contribuyendo, asimismo, a una rehabilitación más fiel.
Para ello, Domínguez-Solera y Muñoz se han servido de la metodología de la arqueología de la arquitectura, profundizando en su historia, morfología, etc. Información que les permitirá acometer de una manera más acertada el control arqueológico que tienen encargado para la primera fase de las obras de intervención en el castillo de Santiago de la Torre, que se centrarán expresamente en el desescombro y consolidación de la estructura de esta construcción defensiva.
Un estudio de investigación que, tal y como ha subrayado Domínguez-Solera, ha tenido el apoyo inestimable del archivero sanclementino, Ignacio de la Rosa Ferrer, que lleva desarrollando desde hace tiempo un encomiable trabajo en torno al pasado de este castillo.
Un trabajo que los arqueólogos han complementado con un arduo trabajo de indagación documental que, además de la época medieval, se ha centrado en los últimos cien años de esta fortificación.
En concreto, según explica, recopilando mucho material gráfico, así como testimonios del siglo XX; auténtica memoria viva en torno a detalles de este castillo en el último siglo, que ha pasado de padres a hijos.
Fruto de este trabajo, han logrado desvelar, además de lo ya mencionado, la totalidad del linaje de Pedro González del Castillo Portocarrero, primer Señor de Santiago de la Torre, que fue enterrado en Castillo de Garcimuñoz, así como identificar a algunos de los descendientes de los Pacheco, por cuyas manos pasó este castillo, determinando su genealogía.
Y es que este castillo, además de testigo de los últimos 600 años de la historia de esta comarca, es, a su juicio, el fiel reflejo de la evolución de la nobleza castellana a lo largo de la historia. Una parte del pasado de La Mancha, que es necesario preservar y poner en valor.
Rehabilitación
El paso del tiempo, junto al olvido en el que ha estado sumido durante décadas, han hecho mella, y mucho, en este castillo bajomedieval, hasta el punto de sufrir en los últimos años constantes desprendimientos. El más importante se producía en diciembre de 2011 cuando se derrumbó uno de los lienzos de la muralla, junto a una de las entradas a la fortaleza.
Pero éstos no han cesado y, según el arqueólogo Santiago David Domínguez-Solera, en las Navidades de 2018 ocurrió otro suceso similar, aunque en este caso tuvo lugar en la casa-palacio del interior del castillo.
De ahí que no dude en destacar la urgente necesidad de intervenir en esta fortaleza para evitar su desaparación. Algo que va a empezar a ser posible gracias a la inminente actuación del Ayuntamiento de El Provencio, propietario de más de las tres cuartas partes del castillo. Obras por importe de 200.000 euros, financiadas por la Diputación Provincial de Cuenca, que, tal y como señala Domínguez-Solera, ya han sido adjudicadas y comenzarán a lo largo del mes de febrero. Una intervención que se centrará especialmente en el desescombro y consolidación de este castillo, cuyo proyecto ha sido redactado por los arquitectos Fernando Olmedilla y Yanira Huertas, mientras que el control arqueológico corre a cargo de Santiago David Domínguez-Solera y Michel Muñoz.
Pero esto no será todo, puesto que a mediados del pasado mes de diciembre, se comunicaba la aprobación de otros 200.000 euros para la segunda fase de rehabilitación del castillo, con cargo al Programa del 1,5% Cultural, por lo que el 75% será aportado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y el 25 por ciento restante corresponderá al Ayuntamiento provenciano. Una segunda fase que, tal y como detalla Domínguez-Solera, se centrará en la recuperación y restauración de espacios. Intervención que, según subraya, llevará consigo mucho trabajo arqueológico a raíz de lo que se vaya descubriendo con el desescombro.