Las funerarias advierten de que el aumento de fallecidos a causa de la Covid-19 está provocando una espera de unos tres días para las incineraciones en la provincia de Cuenca, que cuenta con dos hornos crematorios, uno en la capital y otro en Motilla del Palancar.
Desde la capital, Ramón Huerta, administrador del Grupo Alborada, asegura que hay retrasos de “entre tres y cuatro días en los hornos de la provincia por el cúmulo de fallecidos”.
Servicios Funerarios Conquenses, con sede también en la capital, confirma igualmente estas esperas, explicando que al principio se estaban yendo a las instalaciones de Motilla para realizar las incineraciones porque en la capital daban para “dos, tres días” y “allí iba más rápido” aunque eso ha cambiado y “ahora va igual de lento que Cuenca”.
Desde estas funerarias precisan que mientras que en cada uno de los hornos crematorios solo se pueden hacer alrededor de cuatro incineraciones diarias, en las últimas semanas estas dos empresas casi han “triplicado” el número de servicios que realizan por el aumento del número de fallecidos, Según los datos de Dirección General de Salud Pública del Gobierno regional, solo las muertes por Covid-19 ascendían este miércoles 8 de abril a 107 en la provincia. La cifra es más alta para el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCM), que establece que en 185 de las 308 licencias de enterramiento expedidas en marzo se recoge que la causa del fallecimiento es este coronavirus o hay sospecha de esta enfermedad.
De todas formas, desde el Grupo Alborada, que dispone de tanatorios en la capital y en varios pueblos de la provincia, indican que en Cuenca se están ofreciendo los servicios funerarios con normalidad dentro de las circunstancias, salvo en el apartado de las incineraciones, y se está mejor que en ciudades como, por ejemplo, Albacete, Madrid o Barcelona, más desbordadas por la situación.
En este punto, asegura que la provincia de Cuenca tiene una de las ratios más altas de velatorios y tanatorios por habitante del país, lo que ahora le permite poder sobrellevar mejor la situación, aunque precisa que en Grupo Alborada, que cuenta con una veintena de trabajadores, han tenido que ampliar personal durante estos días para hacer frente al aumento de muertes.
“Las restricciones están suponiendo un drama para muchos familiares al no poderse despedir de sus seres queridos porque, siguiendo el protocolo, cuando es un caso de Covid-19 o un posible, debemos enferetrar en bolsa estanca y lo antes posible para enterrar o incinerar”, lamenta Huerta.
De todas formas, subraya que, a pesar de la desoladora situación, las familias están concienciadas y cuando se les explican las instrucciones que deben seguir las funerarias conforme a la normativa actual, estas asumen, aún en medio del dolor, que el protocolo tiene que ser así para evitar contagios.
“Son personas que han estado conviviendo con el difunto en muchos casos y son posibles portadores del virus. Es muy duro pero lo importante es prevenir”, apunta.
Para evitar riesgos, la normativa ha prohibido los velatorios y, en los enterramientos, limita a tres los familiares o allegados que pueden formar parte de la comitiva, más el maestro de ceremonias, que suele ser un sacerdote, y el personal funerario.
Además, hay otros ayuntamientos de la provincia, como los de San Clemente y Casas de Fernando de Alonso, que han restringido todavía más la presencia de familiares, limitando completamente el paso en los casos de Covid-19 o posibles con el fin de evitar contagios.
Otro de los problemas que se están encontrando es que hay pequeños municipios que no cuentan con sepulturero y anteriormente se hacían cargo de los enterramientos albañiles de la población, pero ahora algunos se están negando a prestar el servicio porque no tienen equipación de protección, sobre todo en los casos de Covid-19.
Desde Grupo Alborada cuentan que lo están solucionando buscando albañiles de otras poblaciones o incluso con personal propio de la funeraria.
Por otro lado, desde el Gobierno central han hecho llegar material de protección a una funeraria de cada provincia para repartirlo entre el resto. En el caso de Cuenca, ha sido designado el Grupo Alborada, desde donde se distribuirá a las otras funerarias el suministro recibido, compuesto por 34 buzos, 1.700 guantes y 320 mascarillas.
Por su parte, desde Servicios Funerarios Conquenses reconocen que están un poco desbordados por la situación pero están haciendo frente de momento a los servicios con el personal con el que contaban y no han necesitado ampliar.
“Los traslados a los cementerios de otros pueblos se hacen con normalidad”, sostiene, aunque recuerda que la normativa de Castilla-La Mancha, siguiendo la nacional, establece restricciones en los protocolos. “Desde que empezó a empeorar la situación, al cementerio solo pueden acudir tres familiares. Ahora tampoco se exige que transcurran 24 horas para la inhumación o incineración tras la muerte”, puntualiza.
En relación también con los traslados, desde Grupo Albolada ponen como ejemplo que, este miércoles, trajeron dos cuerpos desde Cataluña a la provincia de Cuenca. “En uno de los casos, en Barcelona, la familia ha tenido que esperar bastante tiempo para poder ser atendidos porque las funerarias no dan abasto en la ciudad”, argumenta. Ahora, los restos mortales ya reposan en su tierra.