Las intervenciones académicas centradas en las escuelas rurales comenzaron con la ponencia “Leapfrogging: educación unitaria e hiperaula”, en la que el catedrático de sociología Manuel Fernández Enguita, una de las figuras más relevantes en la actualidad en lo referente a la innovación docente, ha puesto de manifiesto el salto cualitativo de las escuelas rurales con respecto a la innovación docente.
Una oportunidad para las escuelas rurales, cuyo modelo unitario de integración de escuela y aula supone la posibilidad de implementar nuevas formas de enseñar en entornos rurales sin tener que pasar por modelos clásicos de educación presentes en las ciudades, resultan más difíciles de revertir.
A través de un repaso histórico de las innovaciones en el aula: “sabemos más de la escuela por las imágenes de la escuela que por lo que se ha escrito sobre ella”, Enguita se ha servido sobre su teoría de hiperaula, que desarrolla además en un proyecto integrado en la Universidad Complutense de Madrid, para plantear el futuro de las escuelas a través del optimismo rural.
En segunda ponencia dedicada a las escuelas rurales, Rogeli Santamaría, inspector de educación, experto en la escuela rural, presentó una serie de estudios que demuestran la falsa sensación de ser esta de peor calidad, sin preguntar a los estudiantes, sin consultar los informes. Además, se resaltó la importancia que tienen las escuelas rurales para fijar población, además de ser un requisito para atraer nuevos pobladores y mantener los valores tradicionales. En este sentido, resaltó que es antes de los doce años cuando se fomenta el arraigo con su pueblo sin prejuicios, por lo que es muy importante contar con maestras y maestros que incluyan lo ambiental, lo rural y lo profesional, siendo necesaria la integración en la comunidad para entender el entorno y hacer partícipes a la comunidad en la escuela y viceversa.
En este sentido, Rogeli Santamaría, resaltó que las escuelas rurales son las más innovadoras ya que la mezcla de edades a las que tienen que dar clase hace que piensen y modifiquen las formas de enseñar, siendo este un momento clave para la innovación en la escuela rural y que ésta sirve para potenciar los pueblos.
Tras la ponencia de Rogeli Santamaria, se sumaron a la mesa Mercedes Molinas D’Angelo y Patricia Cortés, pertenecientes al AMPA de Tragacete, para debatir sobre “La escuela rural en la práctica” moderada por la profesora de sociología Mercedes Ávila.
En este debate, Rogeli Santamaría, ha manifestado su deseo de que el “Erasmus Rural posibilite que la Universidad tenga contactos frecuentes con la escuela rural, para que la futura formación de maestras y maestros sea más próxima a la realidad”. Sobre este tema, Mercedes Ávila, ha planteado la posibilidad de crear una Especialidad de Escuela Rural dentro de las Facultades de Educación.
Sobre la ruptura del aislamiento de los docentes y estudiantes del medio rural, se han planteado la necesidad de trabajar en red a través de la tecnología, una idea muy asociada al concepto de hiperaula propuesta por el profesor Fernández Anguita en la sesión de la mañana. “Hay que acercar la escuela rural a la universidad, y la universidad a la escuela rural”, ha afirmado Mercedes Ávila.
“La escuela rural debe ser un agente dinamizador del territorio, debe transcender las paredes del aula, promoviendo la autoestima del sujeto rural”, ha planteado Mercedes Ávila. En este sentido, el profesor Rogeli Santamaría, ha propuesto la necesidad de promover las denominadas “competencias blandas”.
Mercedes Molinas, madre del AMPA de Tragacete, ha afirmado que muchas veces le han planteado por qué eligieron trasladarse a vivir a un pueblo desde su Argentina natal, “La opción del pueblo es una opción más en que todas las que hemos podido elegir. Mi familia ha elegido Tragacete de una manera consciente del cambio de vida que queríamos para nuestros hijos. La gente se sorprende de que no hayamos preferido ir a Barcelona. Aquí mis hijos están en la calle montando en bicicleta con sus amigos. Eso no significa que no puedan ser ingenieros o médicos”.
Otra de las madres del AMPA, Patricia Cortés, ha planteado lo duro que ha sido ver como su hija tuvo que trasladarse a Cuenca con doce años a vivir en un internado. “Fue muy dura que te llame llorando, diciendo que te duele la tripa o que necesita ayuda. Ahora que es adolescente, en el pueblo no tiene alternativas de ocio con jóvenes de su edad. Es necesario generar alternativas de ocio en el medio rural más allá de juntarse en la plaza a beber a la plaza”.
“Uno de los graves déficits que tienen nuestras hijas e hijos es la falta de actividades extraescolares”, explicó Patricia Cortés, “porque el desplazamiento encarece enormemente la realización. A veces tenemos que ser las madres las que nos convertimos en monitoras de actividades extraescolares uniéndonos con las AMPAS de otros pueblos cercanos”.
Finalizada las jornadas académicas ha sido el turno de la programación cultural con la participación de la profesora de Antropología, Luisa Abad, que ha impartido un taller de arte tradicional rural y del grupo mexicano Mondomeraki que ha acercado los cuentos tradicionales al público asistente.