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Memoria histórica

Sondeos con georradar para la exhumación de la fosa de Pajaroncillo

En un par de semanas estará el informe de los trabajos de prospección para localizar el lugar donde yacen los restos de 47 soldados republicanos y un niño
Fotos: La Gavilla Verde
12/09/2021 - Dolo Cambronero

La memoria empieza a ser restituida. Más de ocho décadas después de la guerra civil española, las familias de las, al menos, 48 personas que podrían estar en la fosa común del cementerio de la localidad conquense de Pajaroncillo -47 soldados republicanos y un niño- están más cerca de poder recuperar los restos de sus seres queridos y poder enterrarlos dignamente ya que esta semana se han iniciado los primeros trabajos de prospección del terreno a través de un georradar para localizar los cuerpos.

Estos trabajos iniciales están siendo posibles gracias a la subvención de 14.000 euros que recibió la asociación La Gavilla Verde de manos del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. En concreto, es la primera de las tres fases que el colectivo espera poder llevar a cabo hasta la conclusión final del proceso con la exhumación de los cuerpos y la identificación de los restos. 

El presidente de La Gavilla Verde, Pepe Gorgues, concreta que las tareas de prospección -iniciadas este pasado martes 8 de septiembre- se están desarrollando en unos terrenos de unos 500 metros cuadrados, donde se cree -según testimonios de aquella época- que podrían estar los cuerpos de los soldados republicanos que fueron atendidos en el cercano Hospital Militar de El Cañizar, que estuvo en funcionamiento entre el 1 de enero de 1937 y el 31 de marzo de 1939. 

Las labores de geolocalización y sondeos de búsqueda, que se van a prolongar durante unos días, están siendo desarrolladas por Grupo Paleolab, un equipo valenciano de investigación integrado por personal interdisciplinar que desde hace años viene prestando sus servicios a La Gavilla Verde, colectivo nacido en Santa Cruz de Moya que trabaja por la recuperación de la memoria histórica.  

Gorgues explica que está previsto que el equipo de Paleolab tenga listo en un par de semanas el informe con los resultados. “Después de analizar los datos que obtengan con el georradar, verán dónde es más conveniente realizar una cata para comprobar que efectivamente están los restos”, apunta Gorgues.

En un principio, se había previsto que las tareas de prospección comenzaran entre los meses de abril y mayo aunque finalmente tuvieron que posponerse dado que la incidencia de la Covid-19 en la Comunidad Valenciana condicionó todo el trabajo de Grupo Paleolab, que tuvo que retrasar las labores en Pajaroncillo.  

Sondeos con georradar para la exhumación de la fosa de  Pajaroncillo

De acuerdo con las actas de defunción facilitadas por el Ayuntamiento de Pajaroncillo, La Gavilla Verde ha constatado documentalmente que en la fosa están los restos de al menos 47 víctimas que procedían del citado hospital de sangre. Todos combatían en la guerra y eran originarios de diferentes lugares de la geografía española, cuatro de ellos de Castilla-La Mancha -tres de la provincia de Cuenca-. Además, en el cementerio también estaría el cuerpo de un niño que se cree que murió al explotarle un artefacto explosivo de la contienda con el que estaba jugando.

Por el momento, han logrado contactar con una veintena de familiares de estas víctimas, detalla Paco Cantero, representante de estas familias y que, en su caso, busca los restos del tío de su mujer, Joaquín Lázaro Domingo, un joven soldado del frente de Teruel.

Cantero celebra que hayan comenzado los trabajos aunque recuerda el largo peregrinaje de investigaciones y contactos con todos los partidos políticos que ha tenido que atravesar hasta haber conseguido que se inicien los trabajos para exhumar los restos, destacando especialmente el interés y el apoyo prestado por la actual Subdelegación del Gobierno en Cuenca       

Si los resultados de la prospección son favorables, las siguientes fases serán las de exhumación de los cuerpos y, por último, los estudios forenses y genéticos de las víctimas para devolver los restos a sus respectivas familias. No obstante, para continuar con los trabajos, el presidente de La Gavilla Verde confía en que reciban también el apoyo económico del Ministerio de Presidencia. “El proceso es largo. Faltan aún un par de años hasta que se puedan identificar los restos y entregarlos a las familias”, admite Gorgues. 

No obstante y para ir adelantando el trabajo, Grupo Paleolab tiene previsto remitir este septiembre a los familiares de las víctimas de la fosa de Pajaroncillo un kit para autotoma de muestras de ADN con unas instrucciones sencillas.

Además de en Pajaroncillo, La Gavilla Verde también trabaja en la exhumación de las víctimas de la represión franquista en las fosas de Chelva (Valencia) tras haber obtenido dos subvenciones de la Generalitat Valenciana. En ambos casos, los objetivos son los mismos: poder devolver a sus familias los restos y cerrar un luto que no ha cesado en todo este tiempo.

Paco Cantero: “Por fin se va a poder dar voz a los que ya no la tienen” Sondeos con georradar para la exhumación de la fosa de  Pajaroncillo

Joaquín Lázaro Domingo, labrador de la localidad valenciana de Alcublas, combatió en el frente de Teruel. Después de un largo tiempo sin noticias suyas, un compañero informó a la familia al acabar la Guerra Civil de que el joven había fallecido en la contienda. Tenía 22 años y nunca llegaron a saber qué fue de su cuerpo.

“Él les contó que Joaquín salió de la trinchera a ayudar a un amigo que había caído y lo mataron”, relata Paco Cantero, que lleva escuchando esta historia desde 1974, cuando conoció a su suegra, Agustina, quien, entre lágrimas, no dejaba de preguntarse dónde estaba su hermano, aquel joven labrador. Y no sería hasta 2012 cuando Cantero conoció a La Gavilla Verde y esta familia vio un poco de esperanza de cara a localizar los restos del muchacho. Él tampoco dejó de indagar por su parte hasta que finalmente pudieron conocer que Joaquín es una de las 48 personas que estarían enterradas en Pajaroncillo. “Este momento e inicio de los trabajos supone demasiado dolor pero también mucha alegría. Por fin se va a poder dar voz a los que ya no la tienen”, dice emocionado. Su suegra falleció hace dos años aunque antes pudo saber dónde reposaba su hermano y tener algo de paz.