¿Es posible seguir el ritmo escolar habitual desde casa? Desde que se suspendieran las clases lectivas el viernes 13 de marzo en toda Castilla-La Macha, los centros se están organizando telemáticamente para mandar tareas al alumnado y que puedan seguir trabajando en sus casas en la medida de lo posible. Pero, ¿cómo se están planificando las familias para compatibilizar sus trabajos o teletrabajos con estar pendientes de la educación de sus hijos?
La brecha digital puede afectar considerablemente durante estos días a los hogares con menos recursos. Con el fin de mitigar esas desigualdades sociales, el Ministerio de Educación y Formación Profesional y Radio Televisión Española (RTVE) emitirán contenidos educativos en La 2 y el canal infantil Clan para paliar la suspensión de la actividad lectiva.
“A mí me da que el alumno o alumna que no sea responsable o que los padres no estén muy muy encima, no va a hacer nada”, considera Jesús, de Cuenca capital y padre de un niño de 13 años y de una niña de 9.
Su mujer está teletrabajando y él, en parte, también. Cuenta que, en el caso de su hija, desde el colegio en el que estudia les están mandando tareas en forma de ficha a través de la plataforma digital Papás 2.0, de la Consejería de Educación, conforme al horario de asignaturas que seguían habitualmente.
Pone como ejemplo que, para la asignatura de Valores Éticos, tenían que hacer un comentario de un vídeo de Youtube sobre Jane Godall, investigadora sobre la vida de los chimpancés, con el objetivo de que reflexionen sobre la igualdad entre géneros a la hora de dedicarse a la ciencia. Jesús cuenta que la niña es muy responsable y no hay ningún problema para que haga las actividades.
Pero los padres tienen que estar pendientes de leer todos los mensajes que les envían a través de Papás 2.0 y que, según considera, son numerosos.
En el caso de su hijo, igualmente le están pasando tareas desde el instituto para que las realice en casa. “También se guía por su horario habitual y las asignaturas que tendría cada día en clase”, señala.
“Los mensajes que nos mandan adjuntan archivos con fichas. Es una locura porque en casa son dos niños. El que tenga más…”, reflexiona este padre. Reconoce que cómo se lleve la situación en cada familia dependerá también del alumno pero, en general, cree que en estos primeros días "es más falta de costumbre que otra cosa porque están acostumbrados a las clases presenciales” y hace falta un tiempo hasta que todos se habitúen.
Juanjo y Raquel viven en Landete. Tienen dos niños, de ocho y seis años, y una pequeña de dos. El primer fin de semana de cuarentena se lo tomaron de relax e intentaron que se pareciera lo máximo posible a otros sábados y domingos: podían ver dibujos y jugar y tenían permiso para la table. Con dos excepciones muy importantes: ni podían ir al pueblo albaceteño del que proceden a ver a sus abuelos ni tampoco salir a la calle en el municipio conquense.
En su caso, tienen cierta ventaja ya que el padre es maestro de Infantil. Así que, el lunes 16, les organizó actividades para seguir con el ritmo de las clases: unas tres horas de estudio diarias, además de un descanso imitando al recreo. Primero, una hora y media de Lengua y Matemáticas, seguida de un parón en el que pueden ir a la buhardilla y jugar. A la vuelta esperan los contenidos de Naturales e Inglés para repasar el vocabulario aprendido en este idioma.
Las tardes son más distendidas: se puede colorear, jugar, hacer puzles y cocinar. De hecho, en este tiempo de cuarentena también han preparado galletas junto a los niños. “¿Podremos hacer un muñeco de nieve?”, le preguntaba uno de ellos el primer lunes en cuarentena, cuando comenzaba a nevar en Landete. Sí, pero tendría que ser en el patio de casa...
Cuidar la parte emocional: "Es importante hablar con los niños para ver cómo se sienten"En otro hogar, Juan y Alicia, ambos profesores de Secundaria, se organizan para que sus hijos, de ocho y cuatro años, sigan con el contenido de las clases durante estos días de cuarentena. Juan reconoce que son unos privilegiados porque los dos están teletrabajando y se pueden repartir las tareas, pero sabe que otras familias lo tienen más complicado.
En su caso, han establecido un horario todos los días, de 9 a 13 horas, para hacer actividades con los niños: de las dos primeras horas se ocupa la madre y de las dos últimas, el padre.
Las tardes las dedican también a otro tipo de actividades más amenas como "deporte en el sótano, juegos de mesa, inevitablemente televisión y, en algunas ocasiones, el móvil". “Es lo que tenemos. Esto es nuevo para todos. Hay que organizarse”, reconoce.
Juan resalta que es también “es muy importante hablar con ellos” para cuidar la parte emocional: “Su madre ha estado explicándoles la situación con el coronavirus, preguntándoles cómo se sienten”.