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Julián Rodrigo: "He llevado los cencerros más gordos de todo el pueblo”

Este almonaceño de 71 años es el nuevo diablo mayor de la Endiablada de Almonacid del Marquesado
Julián Rodrigo: "He llevado los cencerros más gordos de todo el pueblo”
01/02/2020 - C.I.P.

Julián Rodrigo tiene 71 años, desde hace 49 es diablo, y mientras las fuerzas se lo permitan asegura que seguirá danzando "en honor de San Blas y La Candelaria” en la Endiablada de Almonacid del Marquesado.

Dice que siempre ha llevado los cencerros "más gordos y los que mejor suenan de todo el pueblo”. Pero cargar a la espalda con los cerca de 15 kilos que pesan sin parar de dar saltos no es cosa baladí, la edad no perdona y ha tenido que cambiar. "Los lleva un primo mío porque yo ya no soy capaz. Ahora llevo unas cencerrejas que son muy chicas”, dice

Se ha quitado peso de latón de su espalda pero por contra ha cargado sus hombros con el peso de dirigir a los 140 diablos que están a su cargo.

Y es que él es el diablo mayor, un cargo vitalicio que estrena este año de forma oficial, después de que el Alzheimer haya obligado a la retirada de Aniceto Rodríguez, quien no obstante se quedará como diablo mayor emérito.

Julián Rodrigo: "He llevado los cencerros más gordos de todo el pueblo”

“No me considero nuevo en esto. Llevo muchos años saliendo de diablo y, debido a la enfermedad de mi primo Aniceto, llevo haciendo las labores que le corresponde al diablo mayor desde 2016. Este año se ha decidido que ya lo sea de forma oficial, pero todo será igual. Son los mismos sentimientos, la misma emoción y la misma responsabilidad”, señala.

Aunque en realidad sí hay algo que cambia, y es que este año será su casa desde donde salga La Endiablada, un importante símbolo del 1 de febrero que da paso a los días más esperados por los almonaceños, y que para Julián será doblemente especial.

“Cuando en el año 1954 salí vestido de diablo por primera vivía en en el número 44 de la calle de la Iglesia, y será de esa casa desde donde saldremos. Ahora vivo a unos 50 metros, en la calle del Coso. Mi mujer me dice que salga desde la casa nueva pero yo quiero salir de donde salí por primera vez. Eso emociona”, cuenta.

Desde aquella primera salida como diablo ha pasado casi medio siglo y las cosas han cambiado mucho pero lo que permanece inalterable es la fiesta, que se mantiene fiel a la tradición que desde hace siglos se ha heredado de padres a hijos.