Denuncian irregularidades en la tala de la madera del incendio de Barchín del Hoyo

La Asociación de Propietarios Afectados por el incendio de Barchín del Hoyo han denunciado las irregularidades que algunas empresas madereras están cometiendo en las labores de aprovechamiento de la madera quemada en este siniestro, que el 30 de julio de 2019 arrasaba más de 2.800 hectáreas de monte en los términos municipales Barchín del Hoyo, Piqueras del Castillo, Gabaldón y Valverdejo.

Irregularidades que pasan por “la tala de pino verde dentro de la zona del incendio o el amontonamiento de madera y astillas durante meses favoreciendo la proliferación de plagas de insectos perforadores, que pueden afectar a los pinos que sobrevivieron a las llamas”, tal y como ha asegurado el vicepresidente de esta asociación, Jorge Martínez, quien ha ofrecido una rueda de prensa en el Centro Joven de la capital conquense, junto al presidente, Enrique Fraile; la secretaria, Ana Muñoz; y el tesorero, Rafael Martínez.

En este sentido, ha recalcado que tienen contabilizadas cinco empresas madereras que están trabajando en la zona y, “salvo alguna que sí cumple, la gran mayoría no están respetando el condicionado impuesto por la Junta de Comunidades para la extracción de la madera quemada”, dándose situaciones como el amontonamiento de la madera durante meses “con el único objetivo de secar al máximo la madera para que así pierda peso y pagar lo menos posible a los propietarios”.

Pero esta práctica favorece la propagación de insectos perforadores en la zona, de ahí que desde la asociación se reclame a la Administración un “riguroso control” de estas actividades, sobre todo teniendo en cuenta, tal y como recordaba Martínez, que “la Junta en su momento nos apremió a realizar la corta de manera rápida para evitar la llegada de plagas de insectos perforadores”. Es por ello que demanden, a su vez, “la aplicación de medidas preventivas para evitar un agravamiento de la delicada situación del bosque quemado”.

PREOCUPACIÓN

Tras mostrar su consternación y pesar por el homicidio de una persona, relacionado con el origen del siniestro, los propietarios afectados han querido poner de manifiesto su preocupación por la corta y recolección de romero y brezo en estos montes durante el verano, sobre todo porque se lleva a cabo con medios mecánicos con el riesgo de incendios que eso implica. Actividad que, según su presidente, Enrique Fraile, se está acometiendo hoy en día, en concreto, con el brezo, sin que “tengamos información sobre el hecho de que cuenten con los permisos pertinentes y con las medidas de seguridad adecuadas”.

Desde la asociación, asimismo, se preguntan qué ha ocurrido con los 400.000 euros otorgados por el Ministerio de Agricultura para la limpieza del monte público afectado y la prevención de plagas, porque indican que no tienen constancia de la instalación de trampas de ningún tipo, a la vez que echan en falta el interés de los ayuntamientos de los municipios afectados, salvo el de Gabaldón que sí lo ha manifestado, sobre la necesidad de que las madereras acometan el arreglo de los caminos del entorno del incendio, que “se encuentran muy deteriorados por el tránsito de los camiones cargados de madera”, recalca el presidente.

RECUPERACIÓN

Insisten en reivindicar un plan de recuperación de la zona del incendio y recuerdan que en septiembre de 2019 ya entregaron al Gobierno regional una propuesta de actuaciones a ejecutar entre cinco y diez años, pero, tal y como subraya el vicepresidente de la asociación, “aún no hemos tenido respuesta alguna”, por lo que no duda en afirmar que se sienten abandonados y piden una reanudación de los contactos.

Un plan de recuperación que, según ha explicado, es similar al aplicado en el incendio de Riba de Saelices de 2015 y que contempla cuatro fases: la primera, tala de madera quemada y arreglo de caminos; la segunda, seguimiento de la vegetación; tercera, consolidación y repoblación de la vegetación; y cuarta, plan de ordenación de la zona quemada.

En aras de la recuperación de la zona calcinada, desde esta asociación, integrada por sesenta propietarios de los cuatro municipios afectados, se ha marcado una serie de objetivos a corto y medio plazo que pasarían por la colocación en cada uno de los pueblos de un monumento conmemorativo, la utilización de la apicultura como herramienta de polinización del monte quemado, el desarrollo de un proyecto de recuperación de fuentes y la puesta en valor de la Cañada Real afectada con la construcción de un refugio para ganaderos trashumantes, ciclistas y senderistas.

Es por ello que reivindican a las distintas administraciones, en especial a la Diputación y a la Junta de Comunidades, “un compromiso formal” y el establecimiento de las vías de financiación necesarias que permitan la ejecución y desarrollo de los proyectos planteados para la recuperación y regeneración de este monte de una manera “sostenible, ecológica y duradera”.