María y Eugenio comenzaron este invierno un viaje de seis meses en autocaravana en el que querían ver distintos lugares de la Península Ibérica, pero la emergencia sanitaria y el confinamiento les sorprendieron viajando hacia Cuenca.
El pasado 12 de marzo llegaron a la capital siguiendo la recomendación de un amigo residente en la ciudad. Los agentes de la policía local les recomendaron estacionar el vehículo en el aparcamiento del Auditorio, pero decidieron emprender un nuevo camino hacia Uña, una población pequeña y tranquila. A día de hoy, llevan dos meses en la autocaravana, en plena Serranía conquense.
Ambos están jubilados y Eugenio Conejo, pacense de nacimiento, quería que su pareja, natural de la isla canaria de Tenerife, conociese diferentes lugares de la geografía española.
Eugenio ha explicado a Efe que tras recalar en Badajoz para visitar a unos familiares, siguieron viaje hacia Cuenca, donde tienen buenos amigos ya que, como alpinista, ha subido varias cumbres con miembros del grupo conquense de montaña "Dolomía", y en el trayecto se decretó el estado de alarma, hace ya dos meses.
En el municipio de apenas un centenar de habitantes, se han convertido en una “pareja más” del pueblo con el paso de los días.
Según ha comentado el alcalde José Luis Gómez a Las Noticias “se instalaron en el caserío del antiguo cuartel de la Guardia Civil del pueblo”. Un entorno natural muy apreciado, pero que a mediados de marzo todavía sufría los rigores del invierno, ya que como relata a Efe María Quesada, según llegaron, "casi directamente del sol y la playa, cayeron dos nevadas que…" y añade: "Como además, la calefacción que teníamos eran botellas pequeñas de gas, que en aquel momento no se vendían en ninguna superficie comercial, al gastarse pasamos frío".
María recuerda esos primeros días en los que se iba a la cama "con el pijama, el jersey, el polar ¡y hasta el gorro del polar! ¡Qué frío!".
Al ver la parrilla meteorológica fue el propio alcalde quien se acercó hasta el vehículo para ofrecerles una solución, “en este momento tenemos que ser solidarios y le ofrecí venirse al pueblo”. A su llegada al casco urbano fueron acogidos por el alcalde y el resto del pueblo. El regidor les facilitó una toma de luz desde un edificio municipal, y la dueña de la tienda les prestó un calentador.
Estos dos aventureros también recogen agua de una fuente pública con una manguera para llenar el depósito de la autocaravana. Desde el Ayuntamiento y con la colaboración de los agentes forestales también les han indicado la localización del colector de agua para vaciar los desechos líquidos que generan.
Ambos subrayan la acogida que les ha brindado el pueblo de Uña, desde el alcalde, a los vecinos o el agente forestal, que han estado "en todo momento muy pendientes" de ellos, ayudando en todo lo que han podido y han agradecido el respaldo que les han prestado.