El contrapunto al estruendo de los cencerros que durante estos días reverbera por todos los rincones de Almonacid del Marquesado lo ponen las danzas y paloteos, que al son de la dulzaina y el tamboril, ejecutan las danzantas.
Son 10 jóvenes las que forman parte de este grupo, que desde los años ochenta tomó el testigo de unas danzas que hasta entonces eran masculinas. Al frente está la alcaldesa, un cargo que hasta hace dos años seguía en manos de los hombres, y que este año estrena Nuria Sobrino, una joven de 22 años que sustituye a Mónica Gómez, que fue la primera mujer en ocupar el cargo. La emoción no puede ser mayor.
Hace ocho años que Nuria forma parte del grupo “pero este año es como si fuera todo nuevo”, confiesa. Como al Diablo Mayor, se le agolpan las palabras en la garganta cuando trata de explicar lo que La Endiablada supone para un almonaceño, y el orgullo que es formar parte de la misma.
Este año, es ella la que está al frente de las danzantas de la Endiablada de Almonacid del Marquesado, y salir por primera vez con esta condición es algo “muy grande”. "No será su casa desde donde partan debido al delicado estado salud de su abuelo, y por ello es a él especialmente al que ofrecerá los Dichos que dedicará a La Candelaria y San Blas.
Se trata de hermosos versos que las Danzantas, a modo de ofrenda y alabanza, recitan con una pasión que desborda la emoción y arranca sentidos vítores entre los presentes.
“Es nuestro momento. No se puede explicar lo que se siente. Es como si de pronto, por muy llena que esté la iglesia, estuvieras sola, expresando tu sentimiento más íntimo. Es la suerte que tenemos las danzantas, que podemos hablar cara a cara con San Blas y La Candelaria, algo que, por ejemplo no pueden hacer los diablos”, señala esta joven que invita a conocer La Endiablada, una fiesta ancestral "difícil de explicar a quien no la haya vivido nunca. Es el sentimiento de un pueblo entero, desde los más pequeños a los más mayores, todos la vivimos de una forma muy intensa".