Nefasta. El presidente de la Asociación Provincial de Apicultores de Cuenca, Isidro Marín, no encuentra otra palabra para calificar la campaña de la miel de este 2022, que ahora afronta la recta final de la principal recolección del año, la del verano. Y es que las cifras lo dicen todo, al descenso del 40 por ciento de la cosecha de miel de la primavera por el adelanto de la floración, se ha sumado ahora una merma de un 60 por ciento en el verano, por lo que la campaña apícola de este año se cierra en la provincia de Cuenca con una caída media en la producción de más de un 50 por ciento.
Detrás de estos penosos resultados se encuentran no solo la extrema sequía y las altas temperaturas, que han dejado maltrecho el campo de manera generalizada, sino también unos “enemigos” con nombres propios, la varroa y el abejaruco. Un ácaro, el primero, y un ave migratoria, el segundo, que sin duda traen de cabeza a los apicultores conquenses y, en especial, este año, que han tenido una gran incidencia en la provincia, dejando colonias enteras de abejas totalmente esquilmadas.
No es de extrañar, por lo tanto, que desde el sector se reclame a la Administración una defensa de esta actividad ante los socios europeos por considerar, tal y como ha subrayado Marín, que España está sufriendo, más que ningún otro país de Europa, las consecuencias de estas dos plagas y, sobre todo, la del aberajuco este año.
INCREMENTO DE COSTES
Pero este escenario tan adverso no solo ha llevado consigo al sector conquense una importante reducción en su producción, sino también un considerable incremento de los costes de producción, más allá de los derivados de la escalada de los precios de los carburantes, que, de por sí, son importantes.
Y es que, tal y como temían ya en primavera, al final los apicultores se han visto obligados a proporcionar alimento a las colmenas ante la falta de lluvia en el campo, que favoreciera la proliferación de plantas y flores.
Mayores costes que, sin embargo, tal y como explica el presidente de la Asociación Provincial de Apicultores, no se han trasladado al precio de la miel. No en vano, asegura que en el mercado tan solo ha subido 0,50 euros el kilo con respecto a la primavera, y, por lo tanto, son los apicultores los que están asumiendo la práctica totalidad de esos mayores costes de producción, entre otros motivos, según apunta Marín, porque “el consumidor no es que se encuentre, precisamente ahora, en una buena situación con la inflación totalmente generalizada”.
Con esta conyuntura socioeconómica, no es de extrañar, a juicio de Marín, que el rejuvenecimiento del sector ha decaído un poco en la provincia. En su opinión, a esta renovación del sector nada ayuda el hecho de que la normativa de nuestro país permita comercializar ‘pseudomieles’ procedentes de China, elaboradas con sirope de arroz y con poco más del 50% de miel, que sale al mercado a unos precios muy bajos y que se convierten en una competencia insalvable para la miel auténtica.
Así las cosas, el sector apícola conquense vive uno de sus peores momentos de los últimos años, a la espera de que el próximo año las cosas cambien.