Una cosecha menor pero de gran calidad. Esta es la previsión que hacen desde el sector para esta campaña de vendimia, que ya ha comenzado en variedades como chardonnay y moscatel, fundamentalmente en la zona de La Mancha, aunque el grueso de la recolección de la uva tendrá lugar en septiembre.
Juan Fuentes, portavoz de la sectorial de vinos de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha y gerente de la bodega cooperativa Nuestra Señora de Manjavacas, en Mota del Cuervo (Cuenca), recuerda que en la última reunión de esta entidad, celebrada en julio, se hablaba de un 27% menos de cosecha en la región, situándose la provincia de Cuenca dentro de la media. “Y se está confirmando esa previsión”, lamenta. Es más, advierte de que puede ser que la producción se reduzca todavía más debido a la falta de lluvias y al intenso calor que se ha registrado en este mes de agosto. “El viñedo lo está pasando mal”, explica.
Las previsiones de esta entidad cifran la cosecha de este año en 21,5 millones de hectolitros de vino y mosto en el conjunto de Castilla-La Mancha, frente a los 29 millones de la campaña anterior.
Por su parte, desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Castilla-La Mancha hablan de una producción aún menor, de entre 19 y 21 millones de hectolitros, lo que supondrá una disminución de cerca de un 40% respecto al año pasado, y en algunas zonas, incluso, se rondará la mitad, sobre todo, a causa de la sequía que asola la región. “En cuanto a la calidad, será una cosecha excepcional, con dos grados Baume más que el año pasado”, subrayan como punto positivo.
Desde la Denominación de Origen La Mancha también esperan sobre un 20% menos de producción. “Todavía es pronto pero creemos que la calidad va a ser excelente”, indica Carlos Bonilla, presidente de este sello distintivo y de la coooperativa Nuestra Señora del Rosario, de El Provencio (Cuenca).
Y es que, aunque la falta de agua va a provocar una bajada de la producción, sin embargo, esa escasez de lluvias ha hecho que no se hayan registrado plagas ni enfermedades por lo que las uvas están sanas, lo que posibilitará que se puedan elaborar unos buenos caldos. “Vamos a tener tintos más intensos y más poderosos”, vaticina también por su parte Fuentes.
En muchos viñedos de la DO La Mancha ya se ha comenzado la vendimia de varietales. Esta zona aglutina unas 160.000 hectáreas, en las que se obtienen entre 6.500 y 7.000 kilos por hectárea, según detalla Bonilla. “Los rendimientos son más bien bajos”, reconoce.
En La Manchuela, la vendimia es más tardía puesto que cuenta con más uvas negras. La recolección de variedades autóctonas como el bobal, y también de airén en el caso de blancas, no se comenzará hasta el mes de septiembre.
Aunque hay “incertidumbre” por el comportamiento del mercado, Fuentes dice que tienen la confianza de que van a trabajar con “buenas uvas” si no hay ninguna inclemencia climática durante la cosecha.
PRECIOS
La buena calidad que se espera en la vendimia de este año hace prever un aumento del precio de la uva, contrarrestando la bajada registrada en la campaña pasada. Sin embargo, desde Asaja Castilla-La Mancha aprovechan para reivindicar que los precios que se paguen a los viticultores deben contemplar “la calidad, los costes de producción y la reducción de cosecha pero, de ninguna manera, deben establecerse en función de lo que se está pagando por el vino de la cosecha anterior”.
“Hasta ahora, siempre se ha referenciado el precio de la uva al del vino de la cosecha pasada, sin tener en cuenta factores como los costes de producción”, indicó en rueda de prensa el presidente de Asaja en la región, Fernando Villena. En esta línea, la Universidad de Castilla-La Mancha está elaborando un estudio de los costes de la uva con el que, según la asociación, “quedará demostrado” que muchas veces los precios que se pagan “generan pérdidas a los agricultores”.
La organización ha pedido a la Consejería de Agricultura que, si quiere apostar por la calidad, haya un aumento de los controles y sanciones si hay prácticas irregulares. Así, le ha reclamado que haga un muestreo de los stocks y compruebe si esas existencias “pueden calificarse como vino o no cumplen con los parámetros de trazabilidad que exige la normativa comunitaria”, puesto que sospecha de que “con la baja graduación alcohólica de la uva del año pasado haya quedado en los depósitos un vino elaborado sin los requisitos necesarios y se esté esperando al mosto de este año para volverlo a fermentar e introducirlo así en el circuito de comercialización”.
Por su parte, desde Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha creen que la bajada de la producción equilibrará el mercado puesto que se arrastraba un excedente de vino de la cosecha pasada, lo que puede hacer que los precios registren una subida.