La mala gestión de los residuos tiene efectos perjudiciales para el medio ambiente y, por tanto, para la sociedad en general. Por ello, es necesario concienciar a la población sobre la importancia de separarlos correctamente y poner a su disposición los recursos necesarios para llevarlo a cabo.
Con este objetivo, la Diputación Provincial de Cuenca ha iniciado un proyecto piloto de compostaje comunitario que permitirá a pequeños municipios y centros educativos y asistenciales hacer de forma autónoma la separación selectiva de biorresiduos.
La propuesta, que ayudará a los municipios a cumplir con los objetivos de la Agenda 2030, arrancaba esta semana dentro de las actividades organizadas con motivo de la Semana Circular de Castilla- La Mancha. Para ello se se instalaron composteras en el CEIP Federico Muelas, la Residencia Provincial Sagrado Corazón de Jesús y en los municipios de Cardente y Enguídanos.
Para el desarrollo de la iniciativa piloto se invertirán cerca de 20.000 euros, de los que el Ministerio para la Transición Ecológica aporta el 80 por ciento, y el resto la Diputación Provincial de Cuenca.
Pero se preguntarán ¿qué son las composteras y para qué sirven? Pues bien, se trata de recipientes donde se descompone la materia orgánica que vamos depositando con el objetivo de obtener un abono ecológico (compost) que posteriormente se utilizará para nutrir la tierra de parques, jardines o huertos, entre otras posibilidades.
Es decir, hay que separar la basura orgánica –desperdicios alimenticios como restos de verduras, carnes, pescados, cáscaras de huevo o frutos secos– de la fracción resto que corresponde a los productos de aseo usados como, por ejemplo, bastoncillos de los oídos, platos de cerámica rotos, cenizas o el polvo de barrer.
Un proceso de descomposición que se llevará a cabo en tres composteras. En la primera se depositarán los residuos orgánicos mezclados con estructurante (material vegetal) para empezar la transformación a compost. Después se pasa al segundo recipiente donde madurará la mezcla y, por último, en el tercero se encontrarán los residuos listos para utilizarse como abono.
PONER EN PRÁCTICA
A través de la Diputación de Cuenca esta nueva metodología ya han comenzado a ponerla en práctica varios trabajadores de la residencia Sagrado Corazón de Jesús, el CEIP Federico Muelas y los municipios de Enguídanos y Cardente. Esta misma semana durante una jornada de formación enmarcada dentro de la Semana Circular de Castilla-La Mancha, la empresa navarra Vermican Soluciones de Compostaje, experta en la gestión de biorresiduos, les ha formado en esta materia y, además, hará un seguimiento de la iniciativa durante un año, tal y como señala Ana Guerra, jefa de servicio de Medio Ambiente de la Diputación Provincial de Cuenca.
En el caso de la Residencia Sagrado Corazón de Jesús se han designado a varios responsables para manejar las seis composteras instaladas, de las que tres serán utilizadas por la propia residencia y otras tantas por el CEIP Federico Muelas.
Si bien, el trabajo hasta conseguir el compost comienza en el comedor, donde el personal hará una separación minuciosa de los residuos orgánicos y la fracción resto para después depositar los primeros en la compostera.
Del mismo modo trabajarán en el CEIP Federico Muelas donde también se hará la separación de basura en el comedor escolar, con la única diferencia de que las composteras estarán ubicadas en la residencia provincial.
Por otro lado, en el caso de Cardenete y Enguídanos, serán las propias familias quienes depositen en las composteras la basura orgánica que generen, pero después, un trabajador municipal se encargará de realizar todo el proceso. En este sentido, tal como y indica la jefa de servicio de Medio Ambiente, Ana Guerra, “del total de basura generada al día por una familia, el 40% corresponde a orgánica. Por tanto, si este resultado lo extrapolamos, al resto de la población el impacto será muy positivo”, asegura.
Con todo, esta nueva adaptación en el sistema de reciclaje conocido y utilizado por todos hasta ahora, se implantará en un total de 35 municipios de Cuenca si esta primera experiencia piloto arroja un resultado positivo y beneficioso para todos.
ESTRATEGIA REGIONAL
Si bien, esta no es la única acción que se va a llevar a cabo pues en grandes núcleos de población se instalará el conocido contenedor marrón, tal y como contempla la Estrategia Regional sobre la Gestión de Biorresiduos que la Consejería de Desarrollo Sostenible, a través de la Viceconsejería de Medio Ambiente, puso en marcha en el año 2018 en el conjunto de Castilla-La Mancha.
Un proyecto de recogida selectiva de biorresiduos que deberá implantarse de forma gradual en toda la provincia de Cuenca y el resto de la región antes de diciembre de 2023. Un proyecto que, según destaca la Diputación en un comunicado, supondrá una inversiión de 516.550 euros, por lo que se ha solicitado ayuda a los fondos Next Generation.