Con la llegada del equinoccio de otoño, cuando los días empiezan a acortarse después del verano y cada vez hay menos luz, los ciervos empiezan a experimentar cambios fisiológicos y a segregar hormonas que desencadenan uno de los fenómenos de selección sexual más impresionantes que da la naturaleza: la berrea.
Los machos se preparan durante todo el año para este momento y llegado este punto solo tienen 25 días para ligarse, literalmente, a las hembras, dejar su simiente y perpetuar la especie.
El esfuerzo por seducirlas es titánico, tratan de imponerse con sus bramidos guturales, peleándose con el contrincante si es necesario, aunque al final son ellas las que tienen la última palabra y solo escogen a los más poderosos, aquellos con las cornamentas más grandes.
Nuestra provincia es uno de los lugares ideales para deleitarse con este singular galanteo ya que tiene una de las poblaciones de cérvidos más abundante. No obstante, al contrario que ocurre en Cabañeros o el Valle de Alcudia, donde priman las dehesas, en el caso de Cuenca la abundante vegetación dificulta ver a los animales pero sí se les oye muy bien. De hecho, en La Serranía ya se han empezado a escuchar los primeros berridos.
Por cuarto año, la consultora medioambiental Azeral, de la mano de Ecoturismo Cuenca, acaban de poner en marcha la actividad “Descubre los secretos de la berrea”, una propuesta didáctica para adultos y niños que brinda la oportunidad de conocer en detalle este peculiar momento del reino animal. Hasta el 14 de octubre todos los participantes se adentrarán en la vida de los ciervos y los gamos, recorriendo una ruta de unos dos kilómetros que parte del entorno de Las Majadas hasta llegar “a nuestro valle encantado, donde desde un balcón natural integrado en su hábitat observamos su comportamiento de la manera más respetuosa, ellos no saben que estamos ahí, es una maravilla”, relata Jaime Rodríguez, impulsor de la iniciativa.
“A lo largo de cinco horas llevamos a los visitantes a conocer nuestro bosque a través de los ojos del ciervo ibérico, vamos observando los distintos signos que deja en el monte, cuáles son sus estrategias de seducción y cómo ganan su derecho a reproducirse”, resume Rodríguez.
La ruta incluye una charla en la que se desvelan muchas curiosidades y se da respuesta a todas las interrogantes tanto sobre la berrea del ciervo como la bronca del gamo, todo ello acompañado de materiales didácticos. Después se pasa a la observación con telescopios y prismáticos.
La novedad de este año es que se incluirá una sesión de madrugada que se iniciará a las siete de la mañana. Se mantiene también la que comienza a las 16:00 horas y finaliza al atardecer. “Ambos momentos son únicos por la belleza del paisaje y los animales responden igual de bien”, señala el organizador. Para los interesados, toda la información está disponible en la página web de Ecoturismo Cuenca.
Como indica Jaime, ninguna temporada es igual a la anterior y siempre hay sorpresas. Sin ir más lejos, en 2017 uno de los grupos tuvo la suerte de contemplar en una misma escena a un ciervo destrozando un tronco con los cuernos, y tres o cuatro metros más abajo a dos gamos y un grupo de jabalíes, algo insólito.
Más asombroso fue cuando un enorme ciervo les sorprendió a tan solo 50 metros mientras observaban desde el balcón- lo normal es avistarlos a 100 o 150 metros- “con su cuello hinchado, dando a cada paso un berrido que nos ponía los pelos de punta y pudimos disfrutar de él unos minutos. Fue sencillamente espectacular porque es muy difícil verlos tan cerca”.
Para exprimir al máximo la berrea hay que tener en cuenta algunos consejos de los expertos.
En cualquier punto donde haya agua y abundante vegetación herbácea podemos encontrar ejemplares, aunque las zonas más recomendables en Cuenca son las de la Muela de la Madera; la Halconera, el Alto de la Vega en Tragacete o Palancares y Tierra Muerta.
Tal y como recalca Jaime Rodríguez, lo ideal es ir a un sitio donde los animales estén tranquilos, es decir, hay que huir de los lugares turísticos donde haya coches o gente paseando o haciendo senderismo. Asimismo, hay que ir en grupos lo más reducidos posible, andando y no hacer ruido. “En cuanto mueves una mano lo pueden percibir y alejarse”. Tampoco es conveniente llevar encima mucho perfume “porque en cuanto detecten el olor se van a ir”. Un truco es ir con el viento en contra porque eso va a facilitar que no les llegue nuestro olor. Y, sobre todo, respetarles “porque somos invitados en su casa”.
La berrea de este 2018 se prevé buena ya que las lluvias han propiciado que haya mucho alimento y durante más tiempo y las hembras han podido ganar peso.
El celo, eso sí, se producirá de manera más dispersa y dependerá de como hayan pasado el invierno, al contrario que el año pasado, cuando al haber poca comida todas alcanzaron la forma física al mismo tiempo, dándose lo que se llama la sincronización reproductiva. “La berrea será por tanto más extensa en el tiempo aunque menos fuerte en lo que a sonido se refiere”, apuntan desde Azeral.
El periodo más álgido tendrá lugar desde el 26 o 27 de septiembre hasta la semana del 8 al 14 de octubre.