El actual déficit de nuevos médicos, que se viene arrastrando en todo el país desde hace años y del que la provincia de Cuenca no es ajena, junto a la falta de solicitudes de retraso voluntario de la jubilación de los facultativos y el escaso atractivo de nuestra provincia para los nuevos profesionales, va a poner a Cuenca en tan solo unos años en una situación bastante complicada, sobre todo, ante el gran número de jubilaciones previstas en la próxima década.
Esa es, al menos, la opinión del presidente del Colegio Oficial de Médicos de Cuenca, Carlos Molina, quien muestra su preocupación por la evolución de los acontecimientos, que se han visto agravada más aún con los efectos de la pandemia en el sistema sanitario.
Y es que la Covid-19 está dejando tras de sí un escenario en la sanidad marcado por el estrés, una mayor presión asistencial o la falta de sustitutos, entre otras consecuencias. Circunstancias que, según alerta Molina, están derivando en la falta de solicitudes de los facultativos para retrasar voluntariamente su jubilación, lo que hasta ahora estaba contribuyendo en parte a afrontar ese déficit de nuevos profesionales.
En su opinión, es “comprensible” y “entendible” el recelo de estos médicos a prolongar su actividad más allá de los 65 ante el actual escenario del sistema sanitario y el hecho de que son, al fin y al cabo, población de riesgo por su edad frente al coronavirus, que ya se ha llevado por delante en todo el país a 129 facultativos.
En 10-12 años se va a jubilar el 30% de los facultativos, por lo que cree que “es momento de empezar a tomar medidas para poder afrontar la situación”No es de extrañar, por lo tanto, que muestre su preocupación por el futuro más inmediato de la sanidad en la provincia, sobre todo, tal y como recalca, si, además, se tiene en cuenta que en los próximos 10-12 años se va a jubilar el 30% de los médicos en activo, lo que supone unas 250 vacantes. Una cifra muy importante difícil de afrontar si los profesionales deciden no retrasar su jubilación y los nuevos médicos no eligen Cuenca como destino.
Para Molina, por lo tanto, no hay que esperar más y es momento de empezar a tomar medidas para poder afrontar esta situación, porque “si no hacemos algo, Cuenca se va a quedar sin médicos”.
Cree que hay que hacer de Cuenca un destino más atractivo para los profesionales y eso pasa, a su juicio, por ofrecer mejores condiciones laborales, en especial con una mayor duración de los contratos y una mejor capacidad de formación continua.
En este sentido, considera también importante incrementar el número de médicos internos residentes (MIR) –ahora fijado en 20– para lo que es indispensable aumentar la cantidad de tutores o formadores MIR, un colectivo, desde su punto de vista, “a mimar”.
Y, por último, ve necesario que el hospital de Cuenca sea universitario, no solo para enfermería, como en la actualidad, sino también para medicina, de tal manera que estudiantes de 4º, 5 y 6º puedan realizar su formación en Cuenca y, de esta manera, haya más posibilidades de que puedan decidir quedarse.