Anunciación Sánchez lleva muchísimos años viviendo en Jábaga. Por motivos sanitarios, tiene que tomar una medicación de forma asidua para controlar, por ejemplo, el colesterol. Para hacerse con ellos, hasta ahora ha sido habitual que tuviera que depender de algún familiar que la bajara a Chillarón o Cuenca capital para adquirir los medicamentos, ya que en su localidad no hay farmacia.
Esta situación cambió hace dos meses, a mediados de diciembre de 2024, cuando se abrieron las puertas de su botiquín rural, un establecimiento gestionado por el farmacéutico de Chillarón. Con el fin de ahorrar desplazamientos a los jabagueños, el profesional se desplaza hasta aquí los lunes de cada semana, coincidiendo con el día que el médico pasa consulta, y así dispensar los medicamentos que ese mismo día se han recetado.
“Esto es fenomenal, porque nos estamos evitando muchos viajes a otras localidades”, expresa Sánchez, quien explica que, en el caso de Jábaga, el farmacéutico acude al botiquín los lunes de 14:15 a 14:45 horas. “Es muy cómodo, porque ahora que estoy mala de la garganta, me han mandado antibiótico, y según lo han recetado, he llamado y ahora me lo acaban de traer”, subraya.
Y es que, como explica Alfonso Alcázar, el responsable de la farmacia de Chillarón, pasa saber qué subir exactamente a Jágaba cada lunes, los vecinos de la localidad tienen en la puerta del consultorio local y del botiquín el teléfono del establecimiento para encargar lo que necesitan. El paciente tan solo tendrá que facilitar su número de cartilla sanitaria, y desde ahí ya tendrá acceso el farmacéutico a las recetas.
Para Alcázar está siendo una experiencia “muy gratificante” porque, gracias a su trabajo, está facilitando el acceso a los medicamentos a todos los vecinos de Jábaga. “Ellos saben que todos los lunes vengo”, sostiene el farmacéutico, que está de forma física de 14:15 a 14:45 horas. Pero, en caso de urgencias, también se desplaza hasta casa de los pacientes, como ha ocurrido recientemente con una persona lesionada y que no se podía mover de casa.
Los vecinos de localidades como Jábaga aseguran que este servicio es “muy cómodo” porque les evita desplazamientos para adquirir medicamentosEn el botiquín rural no tiene medicamentos porque en su farmacia es donde mejor están conservados, de ahí que sea necesario llamar por teléfono de forma previa para que le suban lo que requiera. En las instalaciones jabagueñas tan solo dispone de material sanitario de urgencia como vendas, suero fisiológico o esparadrapo.
“Para los vecinos tener a su disposición este botiquín es una alegría, porque garantizarse el acceso a los medicamentos es algo básico”, asegura el farmacéutico, quien se está sintiendo “muy gratificado” durante estos meses.
El de Jábaga es uno de los 120 botiquines rurales que ya están en marcha en la provincia de Cuenca. Así lo destaca José María Pastor, delegado de la consejería de Sanidad en la provincia de Cuenca, quien recuerda que se pusieron en marcha en el año 2003 con las primeras regulaciones legislativas. La última es del año 2019, cuando se estableció el decreto de planificación farmacéutica en la comunidad autónoma. Además, al amparo de la Ley contra la Despoblación, se ha establecido una línea de ayudas para que los municipios conquenses adapten instalaciones y se abran nuevos botiquines rurales.
A este respecto, en la provincia de Cuenca se han invertido 286.000 euros para la puesta en marcha de 30 botiquines nuevos, de los que 11 ya están autorizados y abiertos, beneficiando a unos 2.000 vecinos. La veintena restante están en proceso de adjudicación de un titular de farmacia para su apertura. Así, de los 90 establecimientos que había, se va a llegar a los 120 en el territorio conquense.
El Gobierno de Castilla-La Mancha ha destinado 286.000 euros para poner en marcha nuevos botiquines rurales
Los pueblos beneficiados con esta última línea de ayudas han sido Albendea, El Cubillo (Alcalá de la Vega), Arandilla del Arroyo, Villar del Saz de Arcas (Arcas), Bascuñana de San Pedro, Boniches, Campillos-Paravientos, Carrascosa, Casas de Garcimolina, Casas de Roldán (Casas de los Pinos), Arcos de la Cantera (Chillarón de Cuenca), Fuentelespino de Moya, los núcleos de Jábaga, Navalón y Villar del Saz de Navalón (Fuentenava de Jábaga), Huelves, Laguna del Marquesado, Lagunaseca, Masegosa, Paracuellos de la Vega, Paredes, Reíllo, Saceda-Trasierra, Salinas del Manzano, San Martín de Boniches, La Rinconada (Santa Cruz de Moya), La Olmeda (Santa Cruz de Moya), Santa María del Val, Valsalobre, y Cuevas de Velasco.
“Que seamos capaces de llegar a 2.000 personas del medio rural conquense sabiendo la dispersión geográfica que tenemos, es un motivo más de orgullo”, asegura Pastor, que muestra su “máxima satisfacción” por la democratización del acceso a los medicamentos gracias a los nuevos botiquines rurales.