Con la llegada de los primeros fríos un sobrecogedor concierto de la naturaleza transforma el monte de la Serranía de Cuenca y despierta el interés de cientos de turistas. Es la berrea del ciervo, uno de los espectáculos naturales más impresionantes. Desde Almodóvar del Pinar hacia toda la Serranía Alta, los bramidos de los machos en celo en su demostración de fuerza en la llamada de apareamiento al harén de hembras acallan todo sonido. Vivirlo de cerca es uno de los grandes regalos que nos ofrece el otoño conquense.
Las últimas lluvias finales de agosto e inicio de septiembre han animado la productividad de los machos y las hembras ya han empezado a coger la fuerza suficiente para permitir el ritual de apareamiento. El ciclo biológico acaba de empezar pero ya se empieza a dejar sentir con fuerza, sobre todo en las zonas, como por ejemplo entre Las Majadas y el Parque Cinegético de El Hosquillo, lugar donde desarrolla su actividad turística la empresa Ecoturismo Cuenca, una de las pocas que en esta época de pandemia mantiene la oferta de la berrea.
Y es que, cumplir el protocolo de prevención de la Covid-19 en este tipo de visitas guiadas en la naturaleza supone reducir al mínino el número de participantes en cada grupo, lo que conlleva una pérdida de rentabilidad que han desanimado a muchas empresas de ecoturismo.
En este sentido, Jaime Rodríguez, de Ecoturismo Cuenca, lamenta que mientras en la realización de visitas guiadas por la ciudad los grupos pueden contemplar hasta 25 personas, en el caso del medio natural, al estar considerada como actividad deportiva no se permiten grupos demás de 9 personas.
“Al sector del ecoturismo nos ha jorobado esta diferencia. Nosotros por nuestra características de actividad profesional más amplia tenemos la suerte de poder asumir que este año vamos a ingresar la mitad que otros años. Pero si te dedicas exclusivamente al ecoturismo entiendo que haya empresas que piense que no les sale a cuenta”.
Por el contrario, precisamente por la situación excepcional que se está viviendo a causa de la pandemia, el número de visitantes se ha incrementado notablemente, lo ha hecho a lo largo de todo el verano “en el que en todo momento hemos visto gente en el monte”, y el otoño sigue en la misma línea, especialmente para la temporada de berrea. De hecho, en Ecoturismo Cuenca, iniciaban el 18 de septiembre la temporada ya con las plazas completas hasta el 11 de octubre, fecha en la que finaliza la VI edición de su actividad “Descubre los secretos de la berrea”. El ritual de apareamiento de los ciervos finaliza antes pero la temporada se alarga al enlazar con el del gamo, la denominada ‘ronca’, que aunque menos intensa es igualmente un espectáculo impresionante.
“Nos está llamando una cantidad de gente terrible”, dice Rodríguez, quien destaca que hay una abultada reserva para cubrir las anulaciones que se produzcan, a causa de la covid o de otras circunstancias, y además se están derivando a otros turnos por lo que este año “vamos a batir el récord de madrugadas”, dice.
Los mejores momentos para disfrutar de la berrea en todo su esplendor son las primeras horas del día y las últimas de la tarde. Siempre se han realizado salidas de madrugada pero nunca tanto como ahora. Quizá es menos cómodo pero desde luego la experiencia es mágica. “Los grupos alucinan y nosotros también. Por la tarde los bramidos se escuchan bien, pero por la mañana el sonido es impresionante.
La imponente presencia de los machos haciendo gala de cuernas y frecuentes berridos para impresionar a las hembras con las que tratarán de reproducirse al máximo para garantizar su descendencia es toda una lección de vida. Durante toda la primavera y verano los machos no han dejado de alimentarse hasta alcanzar el poderío que lucen en esta época, tanto en carnes como en cuernas, una de sus principales herramientas de conquista. Su tamaño, fortaleza y complejidad es garantía de su buena genética reproductora, y las hembras, que al final son las que eligen, lo saben.
“Son millones de años de evolución de la especie y al final la selección sexual es método evolutivo”, dice Jaime Rodríguez, doctor en Ciencias Ambientales, que es el encargado de las charlas interactivas con las que elevan un grado más el interés por disfrutar de la berrea. Y es que en la selección natural que hay detrás de la berrea del ciervo o de la ronca del gamo, hay una enorme cantidad de detalles que tienen una explicación científica, como por ejemplo "que el tamaño y complejidad de la cornamenta del macho esté relacionada directamente con la frecuencia e intensidad de los berridos, con el tamaño de sus testículos y la velocidad de sus espermatozoides", y que, en lenguaje sencillo, se da a conocer en la actividad de esta empresa que, además de interpretar y conocer la naturaleza y sus habitantes también se hace divulgación científica que ayuda a entender mejor todos los secretos de la berrea.
“Es muy interesante saber que los cérvidos son los únicos mamíferos capaces de desarrollar de forma completa una parte de su cuerpo. Hay que tener en cuenta que la cornamenta es hueso, y son capaces de desarrollarla en pocos meses a un nivel que puede alcanzar los 3, 4 o 5 centímetros diarios durante este periodo”.
La importancia de este fenómeno es tal que Rodríguez recuerda que en el ámbito de la biología se considera casi como un milagro de la naturaleza. De hecho “hay grupos de investigadores que están estudiando ese crecimiento porque aplicado en el ser humano puede ser la solución a enfermedades como la osteoporosis. Así de impresionante es el proceso biológico que cada año tenemos la suerte de disfrutar en la Serranía de Cuenca”, apostilla.
El Alto de la Vega, Valdemoro, Tierra Muerta, Las Majadas, Uña, Tragacete o Buenache de la Sierra son algunos de los puntos estratégicos para disfrutar de este impresionante espectáculo natural.
