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Un belmonteño ilumina los rascacielos de Nueva York

El arquitecto Carlos García ha participado en el diseño de las luces de un mirador de vértigo que abrió el 11 de marzo y ya está cerrado por el coronavirus
19/03/2020 - Dolo Cambronero

El miércoles 11 de marzo era el gran día: se inauguraba en Nueva York un mirador de vértigo del rascacielos 30 Hudson Yards, a más de 340 metros de altura. El estudio de arquitectura en el que trabaja el belmonteño Carlos García, de 32 años, se ha encargado del diseño de la iluminación y también de un espectáculo de luces para celebrar el evento. Pero la crisis por el coronavirus ha obligado a cambiar los planes de todo el planeta y ya se ha cerrado como medida preventiva.

El estudio de arquitectura L’Observatoire International ya participó el año pasado en el diseño de la iluminación del complejo de Hudson Yards, que incluye varios rascacielos en el centro de Manhattan, entre ellos el edificio que cuenta con el espectacular mirador al aire libre desde el que se puede contemplar el maravilloso skyline de la ciudad.

Pero el COVID-19 ha provocado ahora que solo haya quedado abierta una zona de comidas que ofrece un menú diario muy económico para gente necesitada, explica por teléfono el joven. Hace seis años, este belmonteño, que estudió Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid, estaba trabajando en España pero tuvo la oportunidad de irse a Nueva York y no tuvo dudas. En mayo, va a ser papá, en ese intento de la vida de abrirse paso siempre aún en medio del caos.

Un belmonteño ilumina los rascacielos de Nueva York

Los cristales del mirador están ligeramente inclinados y parte del suelo es también de cristal, lo que permite 'caminar' sobre los edificios. Esto, unido a una iluminación que contribuye a reforzar toda esta experiencia con el entorno, deja una sensación única en el visitante.

Para celebrar la inauguración del mirador, “el más alto del hemisferio norte”, también habían diseñado un espectáculo de luces, que creaba una especie de efecto flotante, continuando los haces de luz la geometría de la torre.

Estaba previsto que se proyectase durante todo este mes pero al final solo se desarrolló de lunes a viernes de la semana pasada porque las circunstancias derivadas de la pandemia han invitado a cancelarlo. “No es momento de celebración”, apunta el conquense.

Un belmonteño ilumina los rascacielos de Nueva York

En L’Observatoire International, Carlos García dirige al equipo de diseñadores que se encargan de asesorar a otros estudios de arquitectura en el plano de la iluminación. Ya han desarrollado proyectos por todo el mundo y su fin es conseguir realzar al máximo la arquitectura a través de los puntos de luz, transformando completamente los espacios.

De hecho, pone como ejemplo que, dentro de esa misma torre neoyorkina donde va el mirador, el estudio donde trabaja Carlos García también se encargó de iluminar la instalación del artista español Jaume Plensa, formada por grandes esferas huecas de acero suspendidas del techo a través de cables y que se inspiran en símbolos de diferentes culturas.

“Trabajamos con ellos para que parezca que esas esferas, que son muy grandes, levitan”, explica. “Si añades luz hacia ellas, las ensalzas. Añadiendo capas se logra que las cosas se transformen. Dependiendo de si iluminas una pared o un material, el espacio puede parecer muy diferente”, subraya.

L’Observatoire International también ha participado en el diseño de iluminación de una nueva línea de cruceros que se inauguraba en abril pero que también se ha pospuesto por el COVID-19.

“Son unos días extraños. Estamos mal por estar lejos de la tierra. Nos metimos el viernes en casa y no hemos salido. También estoy preocupado porque mis padres tienen una farmacia en Belmonte”, cuenta.

En cuanto a las perspectivas de futuro, reconoce que “la tierra siempre tira”. Su mujer, también española, trabaja en un centro de investigación sobre el cáncer en Nueva York. “Tenemos que exprimir al máximo esta experiencia pero queremos volver después a España”, narra. El skyline del castillo y los molinos de viento de Belmonte también tienen su particular encanto.