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Desarrollo Sostenible

Baja incidencia de la procesionaria en la provincia por el frío invierno

Las bajas temperaturas han provocado un descenso de los nidos de esta oruga que ya está empezando a descender de los pinos, lo que puede provocar irritaciones
Baja incidencia de la procesionaria en la provincia por el frío invierno
Foto: Rebeca Pascual
20/03/2023 - Dolo Cambronero

Las bajas temperaturas registradas este invierno, sin heladas extremas pero con numerosas jornadas bajo cero, apuntan a una incidencia “mínima” de la procesionaria en los pinares de la provincia de Cuenca esta primavera, según las estimaciones de la Delegación de Desarrollo Sostenible. 

El delegado provincial de esta área, Rodrigo Molina, recuerda que este insecto fabrica durante su fase de oruga una suerte de nidos de seda blanca en los árboles con el fin de protegerse del frío puesto que no suele sobrevivir a temperaturas por debajo de diez u once grados. 

En el caso de los montes conquenses, esta plaga cíclica afecta sobre todo a los montes de La Serranía Media y Baja, donde predomina el pino negral, que es el que más se ve afectado por este insecto ya que tiene las acículas más largas. Por el contrario, la menos perjudicada por la procesionaria es La Serranía Alta, con una mayor presencia del pino albar o silvestre, con acículas más cortas y que resultan menos apetitosas para esta especie.

HILERAS DE ORUGAS    

“Este año no se aprecian bolsas de este insecto. La incidencia va a ser mínima”, señala Molina, quien, no obstante, precisa que todavía es pronto para conocer su alcance real dado que la oruga acaba de comenzar a descender de los árboles en su tradicional fila india para después enterrarse en el suelo, un proceso que suele iniciarse durante la segunda quincena de marzo con la llegada del buen tiempo, cuando empiezan a formarse las peculiares “procesiones” de este insecto, que son guiadas por una hembra. Los animales permanecerán bajo tierra hasta el verano, cuando salen al exterior ya convertidas en mariposas.   

Para analizar cada año la repercusión de la procesionaria, la Consejería de Desarrollo Sostenible cuenta con una red de seguimiento que dispone de más de 2.000 puntos en los pinares de la provincia de Cuenca. La recogida de datos tiene lugar a mediados de abril, explica el delegado provincial de esta área.

Mecanismo para evitar que la oruga baje del árbol, en el camping La Dehesa de Cañamares. Foto cedida

PELIGROS

De todas formas, la procesionaria no afecta por lo general en demasía a los árboles y solo provoca su defoliación, sin llegar a secarlos. Sin embargo, el ser humano sí debe extremar la precaución en los lugares en los que abunda este insecto dado que las orugas tienen pelos urticantes que se suspenden en el aire y que pueden desencadenar irritaciones, principalmente en personas que sufren de alergia y en los niños. Molina también advierte de los riesgos para trabajadores forestales y turistas en espacios naturales dado que se verían más expuestos a esta especie. Igualmente, afecta especialmente a los perros, para los que pueden llegar a ser muy peligrosas, incluso letales.

En cuanto a los tratamientos contra este insecto, Molina explica que no se llevan a cabo de forma generalizada en los pinares sino que se aplican de forma puntual en lugares más sensibles como colegios, parques o áreas recreativas. Uno de los procedimientos consiste en colocar un pequeño artefacto alrededor del tronco que evita que las orugas desciendan al suelo.

El restaurante y camping La Dehesa, en Cañamares, es uno de los lugares en los que se ha instalado este mecanismo “casero” que impide que las orugas bajen del árbol, lo que reducirá también en verano la salida de mariposas, explica Julio César Bodoque, quien detalla que este año hay menos bolsas de oruga en esta zona.