La normalidad se va abriendo hueco poco a poco en el actual escenario, marcado en los últimos dos años por la pandemia de la Covid-19 y por las consecuentes restricciones. Una vuelta a la normalidad que está permitiendo, por ejemplo, que la Asociación de Trastorno Específico del Lenguaje y otros Trastornos del Desarrollo de Cuenca (ATELCU) y la Asociación de Personas con Trastornos Específicos del Lenguaje de Madrid (ATELMA) puedan recuperar en este 2022 sus tradicionales convivencias, después de que no se hayan podido celebrar en los dos últimos años.
Con ilusión y muchas ganas, afrontan una nueva edición de esta cita tan importante para las familias de niños, niñas y adolescentes con Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL).
Y es que, tal y como subraya la presidenta de ATELCU, Llanos Martínez, estas convivencias “son importantes, tanto para los padres, al ayudarles a ver cómo evolucionan estos niños y a tener la certeza de que salen hacia adelante, como para los propios niños, que pueden interactuar con otros con el mismo trastorno y ven que hay más como ellos ¡Vamos! que no están solos”.
Por eso, no es de extrañar que año tras año el número de participantes haya ido creciendo exponencialmente y, más aún, con la pandemia, al llevar consigo el diagnóstico de muchos más casos de TEL/TDL en estos dos años.
Así, si en las primeras convivencias, celebradas en el Albergue de San Blas de Tragacete, se dieron cita una veintena de familias y en las segundas esta cifra aumentó hasta el medio centenar, en esta ocasión van a ser más de ochenta, venidas de distintos puntos del país, aunque en su mayoría sean de Cuenca y Madrid.
Unas convivencias que se van a celebrar del 10 al 12 de junio en la Casa de las Crucerías de la localidad abulense de Valle de Iruelas y en las que las familias intercambian experiencias, mientras que los niños interactúan entre ellos, lo que, a juicio de Martínez, les permite mejorar sus habilidades sociales; todo ello, con el apoyo de los profesionales de ambas asociaciones, como psicólogos, monitores, etc. que también participan en esta cita.
Al fin y al cabo, para la presidenta de ATELCU, padres e hijos comparten tres días de convivencia, que, sin lugar a dudas, son muy beneficiosas para todos; sin olvidar, por supuesto, los lazos de unión que se van creando.
CAMPAMENTOS
Pero en esta vuelta a la normalidad, ATELCU no ha querido quedarse solamente en la recuperación de estas convivencias, sino que ha ido más allá y ha organizado unos campamentos en el Albergue Fuente de las Tablas, dependiente de la Diputación de Cuenca, dirigido a jóvenes de ambas asociaciones con edades comprendidas entre los 9 y los 20 años, que se desarrollarán del 29 de agosto al 4 de septiembre.
Se trata, según Martínez, de una experiencia piloto que se pone en marcha por primera vez con el objeto de comprobar sus resultados y ver su idoneidad.
Una veintena de jóvenes, divididos en dos grupos, uno de 9 a 14 años y otro de 15 a 20, que compartirán una semana en plena naturaleza, apoyados por los monitores de ATELMA. Y es que se tiene preparado una programación con todo tipo de actividades adaptadas a su edad, con un marcado carácter terapéutico, aunque concebidas desde un concepto de ocio y disfrute. Todas ellas encaminadas a fomentar su habilidades sociales.