Un bronco y lejano sonido de cencerros anuncia ya que ‘La Endiablada’ está próxima a revivir el rito ancestral que del 1 al 4 de febrero sitúa a Almonacid del Marquesado en el centro de todas las miradas. Los diablos ensayan en los extrarradios. Es el lugar donde únicamente tienen permitido hacer sonar sus voluminosas esquilas fuera de los días de fiesta, y solo como ensayo, a partir del día de San Antón, para comprobar su estado y asegurarse de que el 1 de febrero estarán a punto para celebrar las fiestas más esperadas, probablemente unas de las más antiguas del país.
Mientras los diablos preparan sus porras y los correajes que sujetan los pesados cencerros que sonarán ensorecedores al ritmo de las frenéticas danzas con las que honran a sus patrones, las mujeres se afanan con la costura de los llamativos trajes de colores, ninguno de ellos igual, y con el arreglo y elaboración de los alegres gorros de papel tocados con flores y de las mitras papales que, dependiendo de si los actos religiosos se realizan en honor a la Candelaria o a San Blas, lucirán los diablos. La cuenta atrás de las fiestas más grandes ha comenzado.
La Endiablada, declarada de Interés Turístico Regional desde 2010, no solo es la fiesta más emblemática de Almonacid del Marquesado también lo es de toda la comarca y, sin duda, la de mayor proyección de la provincia y de la región. No hay más que ver la repercusión que cada año tienen las imágenes de esta curiosa celebración, intacta a través de los siglos, y de las visitas que de todos los puntos de España, además de países como Francia, Alemania o Japón, entre otros, recibe cada año a principios de febrero este pequeños municipios de poco más de 400 habitantes, que espera que estos días se multiplique hasta por diez su población.
“El año pasado San Blas cayó en sábado y se notó mucho que la afluencia fue mayor. Este año toda la fiesta coincide con el fin de semana, por lo que esperamos que las visitas crezcan notablemente. La previsión es que a lo largo de estos días se acerquen a las 4.000 personas, el doble de lo que suele registrarse cuando la fiesta se celebra entre semana”, señala el alcalde, Álvaro Martínez Chana. “De España constatamos que vienen de todos los puntos, de la zona centro es de donde más pero también vemos gente de Navarra, país Vasco, Andalucía… la diversidad es muy grande”, añade.
Además, el primer edil destaca que la fiesta tiene una gran repercusión en los medios internacionales y eso, dice, hace que siempre haya alguien que aproveche estas fechas para “hacer una escapada”.
La fiesta tiene una gran repercusión en los medios internacionales y eso hace que siempre haya alguien que aproveche estas fechas para “hacer una escapada
Lo que más llama la atención a los visitantes que cada año acuden desde todos los puntos del país, y también del extranjero, es el hecho de “mantener un rito ancestral con su más pura esencia”. Ese, dice el regidor, es el gran atractivo, lo que marca la diferencia de estas fiestas que “han sabido conservar y transmitir ese espíritu generación tras generación. La gente que viene ve que no es un carnaval como algunos han intentado catalogar sino que es una fiesta totalmente cultural y religiosa con un sentimiento muy hondo”.
La Endiablada de Almonacid estuvo catalogada como Fiesta de Interés Nacional desde 1969 y hasta 1980. Con la organización territorial en Autonomías perdió esta catalogación que ahora trata de recuperar. Curiosamente, a pesar de ser una de las fiestas que se ha contado en más idiomas no puede completar el numero de impactos en la prensa nacional que exige la normativa, puesto que aún en la era digital solo da por válidas las publicaciones que aparecen en soporte de papel.
En su expediente presentaron más de 100 noticias internacionales y nacionales de medios digitales como El País o el Mundo, FOXNews, la CNN, y La RAI, o digitales de Japón, Taiwán y Omán, entre otros, por lo que Álvaro Martínez Chana destaca que se trata de un caso curioso en el que la fiesta tiene más repercusión de la que la propia normativa le reconoce.
Martínez Chana destaca que si bien aumentar la catalogación de las declaraciones turísticas es importante para conseguir una mayor proyección, tener o no una distinción no es algo que les preocupe. “Lo que realmente queremos es que la fiesta siga creciendo en repercusión y que, como hasta ahora, siga trayendo a un público muy especializado, al que le gusta la cultura, la antropología, y disfrutar del sentimiento del pueblo”.
Con todo, seguirán intentando conseguir la Declaración de Interés Turístico Nacional, pero ahora lo que toca es disfrutar de las fiestas. Eso sí, habrá que abrigarse. Por la Candelaria, el invierno se va o llega, y en este caso se queda.
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