El municipio conquense de La Almarcha se convierte en el primero que permite la vuelta del mercadillo, ya que el pasado miércoles día 6 recobraron su actividad. Bajo las nuevas condiciones sanitarias y de distanciamiento social, el Ayuntamiento ha decidido reducir a una sola las jornadas de ventas, ya que antes de la pandiemia contaban con dos rastros semanales.
Este tendrá lugar los miércoles en horario habitual y los puestos están ubicados en la Plaza Mayor de la localidad, recinto que se desinfecta antes de la llegada de los vendedores ambulantes y al terminar. Cada tenderete está separado a seis metros del contiguo, distancias que se han señalizado con cintas y vallas provistas por el Ayuntamiento. Además, cliente y vendedor deben estar alejados a un metro como mínimo.
El pequeño pueblo de apenas 359 habitantes ha acogido de buen agrado la vuelta a la “nueva normalidad”. Con una sola tienda de alimentación sus habitantes deseaban la vuelta del puesto de verduras, congelados o droguería habituales. Todos distribuidores de productos de primera necesidad.
“Algunos estaban reticente por miedo al contagio, pero otros estaban deseando”, apunta la alcaldesa María de Dios. Desde el equipo de gobierno del municipio instan a los vendedores a vestir obligatoriamente mascarilla y guantes, así como a todos aquellos que se acerquen a realizar sus compras semanales.
La Almarcha es pionera en este tipo de actividades en la provincia, aunque muchos se sumarán esta semana tras haber superado la fase 0 de desescalada. Poblaciones pequeñas que con el respaldo de sus alcaldes planean el regreso de los tradicionales mercadillos.