De “muy, muy mala” califica el presidente de la Asociación Provincial de Apicultores de Cuenca, Isidro Marín, la campaña de miel de esta primavera en la provincia de Cuenca.
Y es que la producción estimada por el sector apunta a unas 80 toneladas de miel, un 80 por ciento por debajo de la media histórica de esta cosecha en la provincia, que ronda las 400 toneladas.
Detrás de esta desastrosa campaña se encuentra, tal y como destaca Marín, una combinación fatal de diversos factores, como el adelanto de la floración a mediados de febrero, las bajas temperaturas y lluvias de los meses de marzo y abril y la ola de calor registrada en mayo y junio.
CAUSAS
En este sentido, explica que con las suaves temperaturas del invierno se adelantó la floración, lo que hizo que las abejas comenzaran a criar y recolectar y cuando ya habían alcanzado el 80 por ciento llegaron las lluvias y el frío de marzo y abril, provocando que se encerraran en las colmenas y se comieran la miel almacenada.
Con este panorama, llegó la ola de calor, primero de mayo y después de junio, que no hicieron otra cosa que empeorar la situación. El choque térmico originado por el brusco cambio de temperaturas tuvo sus consecuencias en las plantas, que dejaron de liberar néctar y eso lo detectaron las abejas optando por no salir de la colmena y continuar consumiendo la miel recolectada, tal y como detalla.
Esta concatenación de episodios se ha traducido en una ínfima cosecha de miel de primavera, que el presidente de la Asociación Provincial de Apicultores de Cuenca no duda en calificar como “la peor de los últimos diez años en nuestra provincia”.
La calidad, sin embargo, no se ha visto afectada. Todo lo contrario. Y, de hecho, Marín recalca que “nuestra miel, como siempre, es buena, ya que en la provincia de Cuenca las abejas cuentan con un entorno natural de gran riqueza, lo que les permite conseguir una miel de muy alta calidad”.
PRECIOS
El fuerte descenso de la producción está llevando consigo un incremento de los precios de la miel, en especial, la de romero. Y es que, según subraya el presidente de los apicultores conquenses, las lluvias de marzo y abril coincidieron con la mejor y más fuerte floración, la del romero, por lo que no se ha podido recolectar mucha miel de este tipo. Una circunstancia, que unida a la demanda existente, ha llevado consigo que sus precios se hayan incrementado entre un 30 y un 40 por ciento.
La miel milflores, por su parte, no ha llegado a los niveles de la de romero, aunque también ha visto aumentar sus precios en torno a un 15 por ciento, complementando la tendencia que ya venía experimentando en la recta final del pasado año.
Esta subida de precios venían a priori a compensar en parte la pérdida de producción, pero la constante subida de los carburantes ha echado al traste con este rendimiento, puesto que los apicultores tienen que visitar muy a menudo las colmenas, lo que conlleva un elevado consumo de combustible.
Así las cosas, desde el sector apícola se ve con mucha preocupación la actual falta de lluvias. Y es que, en palabras de Marín, “si no llueve pronto, no sé qué va a pasar este verano y, de hecho, creemos que, va a ser necesario que les aportemos alimento a las abejas. Si el campo no se la proporciona, tendremos que ser los apicultores quienes se la facilitemos”.