Un segundo puede cambiar toda una vida. En la semana en la que se ha celebrado el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, también cabe poner en valor las distintas precauciones a tomar al volante, así como una reivindicación de la seguridad vial. Porque detrás de cada herido o fallecido hay una cara y una historia.
En lo que a los datos en Cuenca se refiere, la Jefatura Provincial de Tráfico desvela que han sido 15 las personas fallecidas este año en carreteras de la provincia por las 21 que se registraban en 2022 a estas mismas alturas. En cuanto a heridos graves, se han registrado 60 personas. Si avanzamos a datos nacionales, fallecen más de 1.000 personas cada año a pesar de que esta tasa se ha reducido un 80% en los últimos 20 años.
No obstante, la siniestralidad vial es un ámbito en el que existe cierto consenso entre quienes tratan con ella. Este es el de no estar “satisfechos” hasta que el número sea cero. Es por ello que se han emprendido acciones como reducir la cifra a la mitad para el año 2030 o la “Estrategia Misión 0” para 2050, la cual persigue que no haya ningún herido de gravedad o fallecido para dicho año.
José Luis Mota, presidente de la Asociación de personas con lesión medular y otras discapacidades físicas –ASPAYM–, explica que falta concienciación entre la población, ya que por muchas campañas que se lleven a cabo se siguen viendo infracciones que cuestan muchos lamentos. Él se quedó dormido al volante sin llevar cinturón, por lo que a través de su experiencia trata de sensibilizar acerca de esta realidad en nuestras carreteras que, recuerda Mota, se cobra más de 1.000 vidas al año tan solo en España, “más todas las que quedan con una lesión medular”.
Y es que cada instante cuenta, tal y como explica David Culebras, vicepresidente de ASPAYM, “una distracción, un fallo, quedarte dormido un momento… todo es un segundo en el cual te puede cambiar la vida. De poder estar bien a tener una lesión o incluso la muerte. Es un instante que tenemos que evitar”, cuenta.
José Luis Mota, presidente de ASPAYM, traslada su experiencia para concienciar acerca de una conducción segura para todos
EDUCACIÓN VIAL
Como se suele decir, si queremos cambiar la sociedad, hay que empezar por los más pequeños. En este ámbito juega un papel fundamental Jorge Rodríguez, coordinador provincial de Educación Vial en la Jefatura de Tráfico de Cuenca. Su labor consiste en difundir y concienciar acerca de la importancia de la seguridad en las calles y carreteras, ya sea en colegios, institutos o centros de mayores.
Destaca precisamente su labor en los colegios, ya que por su edad “absorben mucho los conceptos y lo que aprenden lo aplican toda la vida”. Aporta también que se trata de un colectivo muy agradecido en el que hay mucho trabajo que hacer, el cual procuran llevar a cabo de una manera amena y divertida, aunque transmitiéndoles la importancia de aplicar estas precauciones. “A veces es más fácil convencer a los pequeños que a los mayores, es un trabajo pendiente pero muy interesante”, cuenta.
Reducir la siniestralidad es tarea de todos, explica Mota, y como él mismo concluye, “la vida es bella y hay que vivirla”.