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11M: "Han pasado 20 años pero casi ningún día se pasa sin recordarlo"

Cayetano Abad, sobreviviente del atentado terrorista, recuerda el fatídico día que le cambió la vida
11M: "Han pasado 20 años pero casi ningún día se pasa sin recordarlo"
Imagen de archivo del monumento a las víctimas del terrorismo, en Cuenca
11/03/2024 - C.I.P.

Este lunes se cumplen veinte años del terrible atentado yihadistas perpetrado en Madrid el 11 de marzo de 2004, en el que murieron 193 personas y más de 2.000 resultaron heridas por las diez bombas que explotaron en cuatro trenes de Cercanías.

La huella de la tragedia es imborrable en la memoria colectiva, pero sobre todo la herida sigue abierta entre las familias de las víctimas y entre los supervivientes que dos décadas después siguen luchando contra el suceso que cambió sus vidas.

“Cuando pasa el tiempo, a los problemas físicos te acostumbras, te vas amoldando, lo demás es complicado de superar”, señala Cayetano Abad, un vecino de Canalejas del Arroyo, que junto a su hija Ana vivió el horror del atentado en primera persona.

Eran las 7:38 horas del 11 de marzo de 2004 cuando tres bombas estallaban en un tren que llegaba a Atocha desde Guadalajara (tres minutos después, cuatro explosiones sacudieron un convoy que transitaba a 500 metros de esa estación) Simultáneamente otras dos explosiones se registraban en la estación del Pozo del Tío Raimundo y una última en la de Santa Eugenia.

Cayetano y Ana Abad tomaron el tren como lo hacían habitualmente pero aquel día no llegaron a su destino, toda su vida cambió cuando dos bombas estallaron en la estación de El Pozo. Una en su vagón, la otra en el anterior. Cayetano quedó malherido, su hija tuvo la suerte de que en el momento de la explosión se agachó a guardar en la mochila el libro que estaba leyendo y los asientos le salvaron la vida, pero las secuelas perviven.  

Cayetano recibió el impacto de la metralla en la cabeza y quedó inconsciente. Al despertar, salió del tren junto a su hija por las vías. Fue uno de los primeros supervivientes en salir al exterior entre el amasijo de hierros y muertos. "El panorama que había imagínate, no lo voy olvidar en la vida. Había de todo. Nunca he querido ver imágenes, por desgracia, las llevo grabadas en la mente. Lo único que he visto son algunas que muestran cómo quedaron los trenes", apunta. 

Hay que recordar que el atentado en El Pozo fue el que más víctimas se cobró, 65 de las 162 registradas en los cuatro trenes contra los que atentó el terrorismo yihadista. El tren de dos pisos en el que viajaba Cayetano y su hija quedó reventado. En la parte de arriba explotaron dos bombas, había dos más en la de abajo que no llegaron a detonar. “Han pasado 20 años pero casi ningún día se pasa sin recordarlo, cualquier cosa siempre te lleva de vuelta a ese momento", dice este vecino de Canalejas del Arroyo.

En aquellos momentos su hija Ana tenía 14 años. “El shock fue muy fuerte”. Cayetano, que recibió el impacto de la metralla en la cabeza, tiene problemas de oído y de vista. Su hija no resultó herida por la metralla pero la explosión le perforó el tímpano.

Además de las secuelas físicas, Cayetano Abad señala que lo peor son las psicológicas que perduran en el tiempo. “A cualquier golpe o ruido fuera de lo normal, el sobresalto lo tenemos los dos y, aunque no quieras, la cabeza te lleva a aquel horror. A mi hija aún le cuesta hablar de aquello, de hecho no quiere hablar”.

Tras los atentados Cayetano tuvo que replantearse su futuro. Además de trabajar como técnico de comunicaciones en el  Ministerio de Hacienda tenía una pequeña empresa de electricidad “que tuve que dejar porque no me sentía seguro, era incapaz de poder manejarlo".

Desde aquel momento, su  mirada volvió a su pueblo natal, "la idea siempre fue emprender algo en el pueblo, con los animales”. De ahí que hiciera un módulo de grado superior de industrias lácteas y "cuando se han dado las circunstancias adecuadas",  ha puesto en marcha una quesería artesanal, que junto a su hija ha derivado en un proyecto más amplio con el que están muy ilusionados. "La chica quiere centrarse más en esto y pasar un poco página”, recalca.

 

”La superación de un trauma como este es compleja", señala Cayetano. "Lo único que se va superando un poco es el tiempo, no encerrarte en ello, buscar ocupación en la cabeza y sobre todo ilusión porque cuando estás mal, como me ha ocurrido a mi, llegas a pensar que si me hubiese ido en aquel momento pues no tenía que pasar todo lo que estamos pasando ahora”.

Tanto él como su hija han necesitado asistencia psicológica. Los traumas, dice, a veces no surgen en el momento como fue su caso, pero con el tiempo el proceso se ha desarrollado con efectos a largo plazo." Poco a poco se te quitan las ganas de comer, no tienes ilusiones y aunque quieres no puedes pasar pagina”.

Cayetano ha dado un giro a su vida, centrando sus esfuerzos en el negocio familiar y anima a otras personas supervivientes a seguir adelante a pesar de las cicatrices que perduran. "Estos veinte años no han sido fáciles. Pero hay que seguir y buscar ilusiones porque un trauma así no se olvida. Ilusión y seguir adelante es lo que le digo a todas las personas que han pasado por esto", concluye.

Veinte años en la memoria del dolor, que hoy vuelve a recordar a las víctimas del mayor acto terrorista de Europa. De hecho, el 11 de marzo está declarado por Naciones Unidas como Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo. Este año con motivo del vigésimo aniversario, la conmemoración cobra más fuerza.

Por ello, desde la Federación Española de Municipios y Provincias, FEMP, han llamado a los Gobiernos Locales de toda España a convocar a las 12:00 horas, un minuto de silencio en memoria de todas las víctimas y en solidaridad con sus familiares y seres queridos.


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