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Eduardo Soto
14/10/2024

La vivienda que no llega

Invitado por la cordial y entusiasta arquitecta y urbanista Carmen Mota estuve el otro día en la Jornada “Las ciudades y sus tesis”. La Escuela de arquitectura de Toledo acogía entre sus portentosos muros de hormigón una conferencia del decano de la materia, Eduardo Mangada, en la que desplegó su sabiduría experiencial finamente mezclada, y agitada (la edad no le arredra), con su retranca social, tan lejana de los discursos comerciales al uso: “hay que prohibir definitivamente la venta de suelo público”.

La tarde prometía “cinco visiones, múltiples miradas, una reflexión coral”. La sala de techo técnico, alto y con un enorme ventanal que proporcionaba una desconcertante visión a dos opciones de tribuna, se fue llenando poco a poco de jóvenes estudiantes, bulliciosos no alborotados, expectantes, curiosos. Luego llegaron los expertos, los técnicos, los políticos. Como en los buenos espectáculos hubo dos visitas sorpresa: la del Rector de la Universidad Julián Garde, que estimuló a los jóvenes a seguir participando activamente; y la del Consejero de Fomento, Ignacio Hernando que estuvo soflamante y efusivo en su intención de producir en la legislatura cambios significativos, siempre a través de opciones participativas y consensuadas, con él coincido, piedra de toque de lo que permanece en el tiempo.

Juan Alonso Aperte y José Aguado, profesores de la EAT, ofrecieron una exposición de las obras de consolidación y estabilización del subsuelo de Tomelloso. La ciudad que más alcohol produce del mundo está carcomida como un gruyere desde hace decenios. Sus vecinos, probablemente desde su fundación, descubrieron que bajo su costra caliza pétrea se encontraba una tierra fácil de excavar y dónde se podía ampliar la vivienda sin pagar más impuestos, bien para organizar bodegas, almacenes o escondrijos. Olvidadas por el tiempo estas cuevas han empezado a colapsar otorgando a sus vecinos la clemencia de un rugido premonitorio que los libraba por segundos de irse al tártaro con los escombros. Las columnas diábolo de Aperte y Aguado han estabilizado la avenida principal para que los trailers que la cruzan no derramen el mosto antes de tiempo.

¿Cómo fue que nos olvidamos de la vivienda? Fue la pregunta que formuló acertadamente el profesor de la ETSAM, J.M. Ezquiaga requiriendo de los ponentes respuestas prácticas sin circunloquios. Eso hizo Sebastià Jornet, vicepresidente UAAU, que propuso como medida prioritaria elevar las reservas de vivienda para que no suceda el desabastecimiento actual. Añadió vehemente que “Una vivienda no es un yogurt”, dando a entender que el Estado debería ser el constructor principal de viviendas de Protección Oficial, con la condición sine qua non de mantener su titularidad para siempre, sin caducidad posible, evitando la picaresca tan habitual y sangrante de la reventa.

Sucediéronse exposiciones unas más claras que otras, algunas muy filosóficas y otras muy administrativas, disculpen a este lego, que fue buscando claridad en los futuribles posibles para generar esa vivienda que tanto les está faltando a los jóvenes más que el comer y la wifi. Coincidieron muchos en que existen dos problemas sistémicos difíciles de resolver: el procedimental que hace que las soluciones lleguen 20 años después de enunciarse y el jurídico, estrechamente vinculado al anterior en su capacidad de hacer eterno lo que precisa soltura de swing.

Sonia Hernández, Subdirectora General de Políticas Urbanas aportó esperanza económica con los 1900 millones de euros que el Ministerio va a traer de Europa para hacer ciudad y abogó por una visión transversal y decidida sirviéndose de la muy valiente e innovadora Agenda Urbana. José Antonio Carrillo, Viceconsejero de Planificación Estratégica de CLM incidió en la necesidad de una metodología eficaz que su equipo había identificado con una adecuación de escala que tomara a la Comarca como patrón y a los Grupos de Desarrollo Rural como sus gestores más óptimos. Adrián Muelas SG de coordinación e iniciativa contra la despoblación del MITE y Reto Demográfico pareció ver con claridad la discrepancia que significa que un 90% de la población viva solo en un 25% del territorio. “En el ámbito rural la vivienda no es un bien de mercado”, dijo, subrayando la enorme oportunidad que existe de ver el mundo de otra manera y aplicar innovación territorial allí donde existen 3 millones de pisos vacíos, en los pueblos.

La jornada fue caliente, trepidante por momentos, carente de lo más necesario, de un diálogo abierto y más práctico, de ese tiempo de darle voz a las preguntas externas. Personalmente eché de menos en esta visión de tesis posibles para el problema acuciante de la vivienda que se hablara de lo que se nos viene encima a velocidad de meteorito. Tres millones de individuos de un país occidental han tenido que migrar echando virutas porque Milton les arañaba la supervivencia. El cambio climático va a exigir medidas de adaptación y de mitigación urgentes que deben estar ya en los planes urbanísticos y en los planos de los arquitectos: menos CO2, una economía suave (por no decir decrecimiento) y más consciencia de la necesaria transición energética, de la reutilización y del ahorro. Vivimos, como en Tomelloso, sobre un suelo carcomido que en cualquier momento puede derrumbarse y seguimos escarbando la tierra bajo nuestros pies y llenándolo luego de residuos, y a menudo de postergaciones letales.