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Verano, libros y cine

Siempre se ha dicho que el tiempo vacacional del estío, con su ausencia del corsé de los horarios laborales y por tanto la posibilidad de disfrute de un mayor tiempo libre e incluso con un menor reclamo de otras formas de entretenimiento sería la época perfecta para aumentar nuestra práctica de la lectura y lo cierto es que, al hilo de tal afirmación, las páginas de muchas publicaciones se suelen llenar de reclamos –“Los mejores libros para leer en verano”, Veinticuatro títulos para leer este verano”, “Quince lecturas ligeras imprescindibles para el verano”… –apoyados en ese presumible mayor interés nuestro en nuestro principal periodo de ocio por la literatura de uno u otro tipo. ¿Verdad o tópico mantenido? Esa es la pregunta que cabe hacerse cuando uno se entera, leyendo las páginas de esta misma publicación que hoy acoge mi comentario, que según se desprende del balance de ventas del mes de julio en nuestras más próximas librerías, las conquenses, la compra de obras literarias ha descendido respecto al mismo periodo del año pasado. Claro que, poniéndonos optimistas no tenemos a mano estadísticas acerca de cuantos optan por el e-book y otras formas de acceso diferentes del libro impreso pero el hecho ya nos lleva a poner un algo en tela de juicio la veracidad de la afirmación. Es algo que no podemos constatar a golpe de estadística por cuanto las principales fuentes sobre la lectura no recogen, que este articulista sepa, esa distinción entre lo que nos echamos al coleto lector durante el verano y el resto del año; lo que sí nos dicen, por ejemplo la quizá más fiable, la del barómetro de Hábitos y Lectura y Compra de Libros de España elaborado por Conecta para la Federación de Gremios de Editores en España, es que en el último año el porcentaje de españoles que lee libros se ha mantenido estable en torno al 68 % tras el fuerte incremento registrado durante la pandemia, puntualizándonos, eso sí, que el porcentaje de aquellos que en nuestro país leemos en nuestro tiempo libre por ocio se situó en el 64,1 %, una  cifra ligeramente inferior a la registrada en el anterior 2022, aunque, si se hace un análisis desde 2012, el porcentaje de lectores que lee en su tiempo libre se incrementó en cinco puntos porcentuales. Y ya que estamos donde estamos, echémonosle el ojo a otro dato que, vaya por Dios, no nos resulta especialmente favorable: el índice de lectura en Castilla La Mancha anduvo sensiblemente por debajo de la media nacional –que fue en el citado 2023 del 64,1– con un 58,9 %  sensiblemente inferior también a ese 75,3 que se da para Madrid, la Comunidad con la cifra más elevada, o de los más de 68 señalados para Cataluña o Navarra. En fin, ustedes juzguen… Y ya que de alguna manera nos hemos metido en los predios de la literatura hay una muestra en nuestra capital cuya cita nos viene de alguna manera al pelo para cerrar este comentario: la que estos días en la Sala Iberia  nos habla de cómo la obra máxima del hacer literario hispano, el Quijote, ha tenido reflejo en el cine, una exposición que recoge carteles de toda una serie de adaptaciones cinematográficas nacionales e internacionales que se han realizado de la novela cervantina, desde, por ejemplo, la tempranera  “Don Kihot”, de Pabst a “El caballero Don Quijote” de Manuel Gutiérrez Aragón. Y, bueno, para terminar: lo dicho, que démosle la razón al tópico y ustedes, a su gusto y modo, se lo lean bien este verano.