Es noticia en Cuenca: Sucesos Campaña Tráfico Balonmano Asociaciones Locales Hipoteca de viviendas Piscinas Atletismo
Antonio Santos
30/03/2025

Trazo gordo

 

«La libertad es hacer el amor en los parques». Así reza un verso de Joan Margarit. Y digo reza porque, en un Estado aconfesional, deberíamos ser devotos de la libertad. Si este verso se hiciese real, verbo y no sustantivo, enamoraría a unos y escandalizaría a otros. Aunque realmente no haría daño a nadie. Y es que, si los caminos del Señor son inescrutables, los límites de la libertad son infinitos.

A nivel local, estos días el borrador de la ordenanza municipal sobre el botellón hace que nos cuestionemos los límites de la libertad. Multas de hasta 3.000 euros. Sin caer en el aznarismo y decir que ya no se contentan con decirnos las copas de vino que tenemos o no tenemos que beber cuando conducimos, sino que nos prohíben beber en nuestras calles, lo cierto es que me plantea serias dudas sobre sus fronteras, las líneas divisorias. ¿Qué es un botellón? ¿Cuánta gente? ¿Dónde? ¿Horario…? ¿En una terraza sí y a treinta centímetros de ahí no? ¿De verdad se va a aplicar el Domingo de Ramos o en San Mateo?

Me sucede algo muy parecido con el libro sobre el asesinato perpetrado por José Bretón. Necesito poder discutir estas cosas desde la razón y la inteligencia, con sinceridad y autocrítica, más allá de un enrocamiento tras unas siglas o detrás de un interés.