Todos ganamos
Esta semana el ámbito de los servicios públicos está de enhorabuena. Este jueves, los reyes de España inauguraban el nuevo Hospital Universitario de Cuenca, un referente inequívoco en cuanto a la aplicación de las tecnologías y procedimientos de vanguardia en todos los sectores de la Sanidad y en lo relacionado con la formación de nuevos profesionales, en un área que pide a gritos savia nueva para una prestación vital en todos los sentidos como es la atención integral al paciente.
Este hospital y las continuas inversiones que se realizan en los diferentes centros de salud de la provincia suponen una evidente mejora en la atención sanitaria y fortalecen una de las bases prioritarias del Estado del Bienestar. Ahora que una parte importante de la sociedad española cuestiona los impuestos y pone en duda la efectividad de lo público en relación con lo privado, el flamante centro nace para refrendar que el esfuerzo económico de todos sirve para algo y no sólo para engrosar los números negros de Hacienda. Este ministerio somos todos y aquí está la muestra de que pagar vale la pena.
La inminente puesta en marcha del hospital responde al enorme esfuerzo realizado no sólo por quienes han estado a pie de obra en este gran complejo sino que también condecora el empeño de aquellos que en los despachos y en los centros de decisión han planificado el complejo escenario que conlleva el desmantelamiento de una vieja estructura sanitaria y la creación de otra nueva. Cada servicio y cada puesto han sido estudiados concienzudamente para cubrir todo tipo de necesidades y emplear equipamientos de última generación. Y no podemos olvidar la entrega demostrada por todos los trabajadores y trabajadoras del “Virgen de la Luz”, un centro que durante décadas ha tratado de mejorar la salud de los conquenses.
Ahora, la plantilla contará con instalaciones que van a permitir mejorar la atención y garantizar que los pacientes contarán con los medios necesarios y suficientes para aumentar exponencialmente su calidad de vida y sus expectativas para tener una sanidad con altos niveles de calidad. Y ello hay que celebrarlo como corresponde.
Estamos de enhorabuena y no es momento de reproches hacia situaciones pasadas. Todos somos conscientes de que el proyecto del Hospital Universitario de Cuenca ha pasado por diferentes retrasos y vicisitudes marcadas por decisiones políticas más o menos acertadas que, desde nuestro punto de vista, ya no conviene tener presentes y no viene al caso recordar. Nos quedamos con la magnitud de las inversiones realizadas y las inmensas perspectivas de mejora que suponen.
Eso sí, es de bien nacidos reconocer unos logros que no sólo van a beneficiar a una parte de la sociedad conquense, sino a toda en su conjunto. Cuando utilicemos los servicios del centro nadie nos va a preguntar a quién votamos. Olvidemos entonces la rivalidad política y brindemos todos con el deseo de que usemos lo menos posible las nuevas instalaciones porque gozamos de buena salud. Y si tenemos que hacerlo, hagámoslo con la confianza de que nos atenderán profesionales experimentados con la tecnología adecuada.