También a perro pasado
Bernard Shaw dijo que la democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos. Suele ser también ese proceso criticado por aquellos que no conocen otra cosa y aquellos que pierden. La democracia sería perfecta y maravillosa si todos fuésemos ciudadanos formados e informados, gente que, además de leer programas y papeletas, supiese lo que es una democracia parlamentaria; ciudadanos, en lugar de hooligans. Y con esto seguramente se hagan interpretaciones contrarias; pero si no leíste programas o la papeleta que introdujiste en la urna, o no sabes lo que es una democracia parlamentaria; seguramente me has interpretado mal. Y es que para que la democracia funcione, además de lo dicho, son necesarias una actitud crítica, libertad de expresión y alternativas. El gran defecto de nuestra democracia actual es que no hay alternativa. El volantazo de Feijóo hacia la extrema derecha, dejando todo el centro y los derechos civiles para Pedro Sánchez, ha convertido estas elecciones en un proceso sin alternativa. Feijóo puede llevar su fantasía hasta el final, pero sabe, mejor que nadie, que podría ser presidente si el PSOE quisiese pero que, realmente, con estos resultados, no podría gobernar. Imagino que ahora intentará, por todos los medios, construir un relato para forzar la repetición de las votaciones que puedan darle la posibilidad de gobernar. El trabajo que tiene por delante, si realmente es un patriota, es complejo. Debe darnos a los españoles la alternativa política, real y sincera, a la que tenemos derecho; debe, como hombre de estado, ofrecer aquello que pide; y entender, aunque no le guste, que Cataluña o el País Vasco son España.