Sintiéndolo mucho
Poca broma. Lo de Errejón y la DANA, deja poco espacio para la broma o la ironía. Nada que ver y tan parecido. No hay puntos de vista, no hay nada que discutir. Muchas víctimas, una sola ya es demasiado; muchos muertos, uno solo ya es demasiado. Y pero, y sin embargo, siempre aparecen los que ya lo sabían, los que lo veían venir; que son los que estaban obligados a hacer algo, los que tenían que avisar. Demasiado es demasiado, aunque no es suficiente para todos. Y estas cosas son, precisamente, las que te hacen perder la fe en la política y la politización de algunos sectores o agentes sociales. La facultad de sacar punta; no para evitar o subsanar; sino para apuñalar. «Sí», «pero»; dos palabras que, a veces, pienso que no deberían convivir; la negación de la confirmación, la confirmación del absurdo. «Sí», «no»; nuestro sino como españoles. Vivir entre gente que se aferra a lo que no cree que existe, como violencia de género; o que niega lo evidente cuando está delante de nuestros ojos, como el cambio climático. Sin palabras gruesas ni grandilocuentes, sin dramas que opaquen los dramas reales; siéndolo mucho, porque en estos momentos no hay lugar para la broma, y menos, para oportunismo.