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Servicio público

Un año más, la capital celebra la Feria y Fiestas de San Julián. La lluvia de los inicios no aguó el pregón de Javier Cansado con el que se abría el telón a 12 días de actividades muy diversas dedicadas a todo tipo de públicos, con especial atención a los jóvenes, pero sin desmerecer los gustos de gentes más maduras. La ciudad de Cuenca se suma a la amplia nómina de localidades que estos días festejan a sus patrones y acompañan con alegría a un verano tórrido que poco a poco se va despidiendo.  En esta edición, el ayuntamiento capitalino se ha esforzado por ofrecer una programación más inclusiva, con novedades como las tres horas diarias sin ruido en el ferial, para que puedan disfrutar las atracciones aquellas personas a las que afecta el excesivo bullicio que habitualmente impregna esta zona de la ciudad.  No se ha olvidado el Consistorio de prevenir la violencia machista, que en las últimas semanas ha repartido luto y lágrimas en muchos enclaves del país.  Los Puntos Violeta son bienvenidos para dejar claro que los comportamientos violentos se pueden producir incluso cuando se despliegan por todas partes la diversión y el jolgorio. 

Cuando llegan estas fechas, conviene recordar a quienes trabajan mientras los demás se divierten.  Su labor resulta esencial para que toda fiesta se disfrute con seguridad, salud, atención e higiene. Nos referimos a los trabajadores y trabajadoras del Servicio de Limpieza, que estos días van a redoblar sus esfuerzos para mantener las calles, parques y plazas de la capital libres de suciedad en unas jornadas festivas en las que hay más gente fuera de casa y se producen más desperdicios. Saludamos también a los voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil, que velan también por atender a quienes necesiten auxilio u orientación.  No dejamos de lado tampoco a los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, cuya participación es muy importante para prevenir delitos, a pie o en vehículos de todo tipo, y para disuadir comportamientos incívicos o violentos que pongan en peligro el normal desarrollo de fiestas y festejos.  Un recuerdo también para los empleados municipales y, cómo no, para los esforzados y esforzadas que se afanan por complacer a los clientes en los establecimientos hosteleros. En definitiva, marcha nuestro homenaje a todos aquellos que disfrutan menos de estos días porque se hallan al servicio de los ciudadanos, en la capital y en los pueblos. 

 La ciudad festeja a San Julián, apodado “El Tranquilo”. Por eso desde estas páginas queremos desear a todos unas fiestas que hagan honor al “mote” del santo. Es hora de disfrutar en todo tiempo y en todo lugar, pero con tiento, mesura y respeto por el prójimo y por el medio ambiente.  Para muchos, estas ferias sirven como “carrerilla” hacía las fiestas de San Mateo, que se aproximan a paso lento pero firme. Entrenemos pues el cuerpo y la mente para llegar en buena lid al 18 de septiembre, cuando nos esperarán cuatro días de alto voltaje. No permitamos que los excesos excesivos empañen lo que han de ser unas celebraciones que acaben con buen recuerdo y no como algo abominable que mejor sería borrar de la memoria.