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Septenario de Moya, ¿en agosto?

Se dice, se comenta y se rumorea que el LVI Septenario que se celebrará en la Villa de Moya durante el año 2025, en la Serranía Baja de Cuenca, Castilla-La Mancha, declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1982 y cuyas fiestas en honor a la Virgen de Tejeda (Fiestas de Interés Turístico Regional) quieren cambiar de fecha.

El Septenario se celebra en esta villa, como su nombre indica, cada siete años, desde el 16 al 26 de septiembre, cuando nuestros antepasados moradores, desde 1639, pidieron al Obispado de Cuenca y al Monasterio Trinitario de Garaballa que se les concediera dicha imagen, para poder trasladarla en peregrinación y romería a Moya, y así obrara el milagro de la lluvia, pues la sequía que padecían asolaba estas tierras.

En un principio, estas fiestas se celebraban en junio, pero los quehaceres del campo impedían venerar a dicha imagen como se merecía y las cambiaron a septiembre, cuyas faenas agrarias habían terminado para poder disfrutar de dichas fiestas; y así, han permanecido hasta nuestros días.

Ahora se quiere proponer otro cambio, pero este no son motivos agrarios, sino vacacionales, pues los vecinos que pueblan estas tierras regresan mayormente durante este mes a los respectivos pueblos, duplicando su población, queriendo aprovechar su periodo vacacional con la coincidencia de dichas fiestas, propuestas para el 19 al 29 de agosto.

Los grandes acontecimientos sociales se siguen celebrando aquí, en esta villa, y ningún vecino de la comarca duda de la 'capitalidad' que ejercen estas vetustas piedras en todos los municipios, como las de la Virgen de Tejeda y su multitudinario Septenario. Son instantes "únicos, bellos, emocionantes, de lágrimas, recuerdos, fe y felicidad".

Moya acoge entre sus murallas durante estas fechas a un conjunto poblacional mayor del habitual, ya que es visitado por gentes que conformaban el antiguo Marquesado de Moya, abarcando hasta 33 pueblos. Para ello se dota a esta villa de unas infraestructuras y mobiliario como wáteres, contenedores, autobuses, carpas y aparcamiento de coches, para que sus fiestas lúdicas (música, toros, actividades varias) y eclesiásticas tengan lugar en armonía, higiene, seguridad y sin tener que lamentarlo. ¿Cuántos para agosto?

Si durante estas fiestas hacen de Moya un paraje mágico, cuyos aforos son desproporcionados, ¿imaginan en agosto? Una locura, una torpeza... cuando las gentes que quieren venir a festejar saben perfectamente ingeniárselas para pedir ese mes de vacaciones, días sin empleo y sueldo o lo que cada uno crea conveniente, ya que si se quiere, se puede.

¿Qué sentido tiene cambiarlas? Y si de proponer se trata, también podemos, como dice mi hermano, celebrar las fiestas sin la Virgen.