Quiénes somos
Escribo esta columna desde un curso de ChatGpt. Hoy llegaré tarde a casa. La tentación es grande. ¿Por qué no mandarle a la IA que escriba la columna? ¿Realmente nadie se daría cuenta? ¿Durante cuánto tiempo? Eso me hace pensar también en la condición humana. Tengo la posibilidad de copiar en mi mano y me lo estoy planteando. Es un auténtico dilema moral. Escribo esta columna mientras estoy en la clase de otra cosa. Al fin y al cabo, hago o me planteo dos de las cosas que siempre les digo a mis alumnos que no deben hacer. Quizás ser bueno o malo no dependa de la naturaleza o la moral; sino de las oportunidades para obrar con impunidad. Joder, ahora me vienen a la cabeza los nombres de unos cuantos políticos y el de un monarca. Y vuelta la borrica al costal. ¿Si escribo con frases cortas separadas por puntos, podría pasar por una máquina? ¿Será que falta humanidad en nuestra sociedad o que la IA es ya muy humana? La gestión de la DANA podría ser un ejemplo de ambas cosas. Ojalá fuese también una alucinación de la IA. El problema es que todo esto es real. La DANA es real, la naturaleza humana es real y las dudas que seguramente te aparezcan sobre la autoría de esta columna también son reales. Al fin y al cabo, la IA es real, ha salido en todos los sitios; y yo… vete a saber. Yo solo espero que, después de leer esto, no os queden dudas sobre quién lo ha escrito.