De puente
Ya resulta manido afirmar que todos los años durante este puente hay más conquenses en Cullera y Gandía que en Cuenca. Pero el caso es que es verdad, aunque deberíamos añadir otros destinos de playa que se diseminan por nuestro país, incluso desplazamientos de interior y hacia el extranjero, que de todo hay en la amplia oferta de viajes a disposición de los viajeros. No nos equivocamos si aseguramos que son fechas en las que nuestros paisanos aprovechan para cambiar de aires, bien hacia las tradicionales playas de Levante o hacia capitales como Madrid, aunque cada vez son más los conquenses que se permiten viajes con destinos europeos, y este año precisamente se ha batido récord, según las agencias de viajes.
El caso es que la ciudad, y muchos pueblos, ofrecen estos días un aspecto desierto que invita a recorrer las calles contando con los dedos de una mano la gente con la que nos cruzamos..., y muchas veces nos sobran dedos. Quien más y quien menos, siempre con honrosas excepciones entre las que nos incluimos, disfrutan de un descanso merecido en medio de la vorágine de los exámenes finales y las prisas laborales que presagian la llegada del largo verano. El Corpus, el Día de la Región y la festividad de la Virgen de la Luz se perciben como un paréntesis balsámico de cara a afrontar con ciertas garantías de salud espiritual la recta final hasta la llegada de las vacaciones estivales, culmen de la relajación para trabajadores, trabajadoras y estudiantes.
Quienes no descansan, o descansan menos, son los políticos, inmersos en todas partes en una campaña electoral para las elecciones europeas que está deparando sensaciones para todos los gustos, algunas de ellas amargas porque es tangible la unidad que están mostrando varias formaciones de ultraderecha, contrarias a mantener muchos de los avances conseguidos en el continente en los últimos años. En lo que todos los partidos coinciden es que el 9 de junio hay que salir a votar, porque desde Bruselas parten las grandes políticas que condicionan la vida de la gente, aunque muchas veces no nos demos cuenta y atribuyamos a líderes españoles decisiones de calado que no les ha tocado a ellos determinar.
Por eso, se hace necesario conocer con seguridad los programas electorales y las personas que nos representarán en los foros comunitarios, porque de ellos dependerán las directrices que marcarán el devenir político, social y económico de los veintisiete países que componen la Unión Europea. Será imperativo además identificar con nitidez quién puede ser el enemigo, porque su sombra se muestra cada vez más alargada y más oscura.
