Por una sociedad libre de violencias machistas
Erradicar las violencias machistas es una prioridad del feminismo desde hace décadas. A lo largo de este camino nuestra lucha ha servido para poder legislar sobre el maltrato físico, psíquico, económico y social, unos logros que rozaban lo imposible un siglo atrás. Sin embargo, esa igualdad formal no se ha traducido, a día de hoy, en una igualdad real en la que nos sintamos seguras y respetadas, por lo que nos preguntamos ¿qué está sucediendo? Las mujeres seguimos estando cosificadas, tratadas como objetos, explotadas sexualmente, humilladas y relegadas a segundos planos.
Desde 2003 se han contabilizado 1.118 víctimas mortales según las cifras oficiales, que no coinciden con la totalidad de los feminicidios, pues la ley solo define como víctima aquella que tiene o ha tenido relación de pareja con su agresor.
Según feminicidio.net ya hay 70 víctimas mortales en el año 2021, a las que hay que añadir las tres que fueron asesinadas después del 25 de noviembre de 2020 y que no se incluyeron en la cifra que dimos el año pasado.
En nuestra comunidad hemos sufrido también los feminicidios, en Alovera (Guadalajara) y Albacete. Además han aumentado los delitos por violencia sexual en un 25% respecto al año anterior, con el agravante de que más de la mitad de las víctimas han sido menores y las agresiones con penetración han aumentado un 74%. También es alarmante el hecho de que casi un 10% de los agresores sean menores y que haya crecido el número de varones adolescentes que nieguen la existencia de la violencia de género. Aquí reside el machismo, a veces en la violencia visible, a veces en las creencias invisibles, pero siempre en la voz que intenta ocultar que el machismo existe.
Actuar desde la educación es la única vía para debatir, cuestionar, buscar soluciones para y con nuestros jóvenes, hasta que la injusticia machista deje de asesinar y arrebatarnos a más mujeres. La educación debe convertirse en la piedra angular de la prevención de las violencias.
Más de un millón setecientas mil denuncias por violencia machista desde el año 2006; treinta y cinco mil solamente en el primer trimestre de 2021 nos da una idea del cambio de mentalidad que todavía nos queda por conseguir: la deconstrucción de los estereotipos de género, la asunción de las nuevas masculinidades, el respeto en las relaciones son algunos de los valores que deben primar en la convivencia social.
¿Y qué estamos dispuestas a hacer?
Seguiremos apelando a las instancias políticas e institucionales que dictan las normas educativas y a la comunidad docente que las debe aplicar, que se enseñe desde la primera infancia el respeto a la diversidad, la no-violencia como elemento comunicativo, la igualdad de derechos y oportunidades para niñas y niños, el uso no sexista del lenguaje, los elementos de una sexualidad sana y gratificante, el rechazo a las relaciones tóxicas.
Continuaremos manifestándonos por las calles, porque también son nuestras, como vía pacífica para frenar esta cruel realidad.
Seguiremos gritando contra la cultura de la violación, porque nuestro cuerpo nos pertenece solo a nosotras y debe ser siempre respetado.
Por ello, es urgente la toma de conciencia que defina la violencia machista como algo a erradicar y que las personas y los colectivos nos unamos en las luchas feministas que tienen como objetivo la igualdad de derechos y oportunidades, la convivencia pacífica y la resolución de conflictos basada en el respeto y la tolerancia.
¡VEMOS demasiado machismo, OBSERVAMOS que el machismo puede llegar a ser mortal, estamos HARTAS pero nos sentimos FUERTES!. ¡Esta violencia la vamos a parar porque somos muchas, tenemos la razón y todas miramos hacia el mismo futuro!