Piger Homo

Le lengua castellana, como la realidad, es un ente vivo que evoluciona, involuciona y cambia.  En 1985 José Luis Cantero, más conocido como el Fary, le dio un significante a un concepto: «el hombre blandengue». A primera vista se podía distinguir fácilmente al hombre blandengue porque llevaba una bolsa de la compra en una mano mientras empujaba el carrito del niño con la otra. ¿Por qué? «Porque la mujer abusa mucho de la debilidad del hombre» blandengue.

La mujer «es granujilla» y ha conseguido que en el año 2023 este modelo de hombre se haya impuesto –que levante la mano, el hombre que no haya hecho una de esas dos cosas alguna vez–.  Por eso, lo que antes era un hombre blandengue, ahora es un hombre sin más.   Viendo algunas opiniones políticas y escuchando la voz de las urnas, entiendo que hay un nuevo concepto de hombre blandengue, y que este se refiere a esos hombres que se dejan pegar por sus mujeres cuando llegan a casa.  Hay que decir también que, aunque algo habrán hecho esos hombres blandengues para merecerlo, hay que darles el apoyo legal e institucional que se merecen. 

Pero como hemos dicho, las palabras cambian y amplían sus significados, por lo que puede que en unos meses el hombre blandengue sea ese tipo de hombre que es incapaz de debatir de tú a tú, o que se baja los pantalones, a las primeras de cambio, en cualquier negociación.  A esto solo se puede añadir que no me gusta que a los toros te pongas la minifalda.