26/03/2014
Organización de trabajadores
CCOO, el sindicato más representativo de nuestro país, está inmerso en un proceso de reorganización interna que nos exige a todos una actitud crítica, una gran generosidad y mucha valentía para adentrarnos en un territorio no exento de peligros y dificultades.
La iniciativa confederal de abordar este proceso, como cuantas decisiones adoptamos en nuestra organización, ha estado precedida de un amplio debate sobre nuestro discurso y nuestra práctica sindical y sobre la adecuación de nuestras estructuras organizativas a la realidad actual de la estructura económica de nuestro país.
Una realidad caracterizada por los acelerados cambios tecnológicos que vivimos en un mundo cada día más globalizado; y marcada desde hace ya más de cinco años por una crisis sin precedentes que ha destruido ya 3,6 millones de puestos de trabajo.
Acumulamos un retroceso del PIB del 8%. Las previsiones apuntan a que a finales del año 2018 podríamos alcanzar el PIB de 2008, lo que supondría retroceder diez años en progreso económico.
Las políticas de raíz neoliberal con las que España viene afrontando la crisis, enfocadas únicamente a la reducción de déficit público, a rescatar a la banca y a devaluar los salarios, lejos de ayudar a superar la crisis la han agravado y prolongado; además de ahondar las desigualdades sociales, extender la pobreza y debilitar el Estado Social.
Esto da la razón a las organizaciones que teníamos un diagnóstico diferente de la crisis y que, en consecuencia, planteábamos políticas distintas para salir de ella: reforma fiscal, inversión pública para sostener la actividad económica e impulsar un cambio de modelo productivo; mantenimiento del Estado del Bienestar (Sanidad, Educación, Servicios Sociales), reforma energética…
Lo más dramático es que tras más dos años de gobierno del PP (a los que cabe añadir el último periodo de Zapatero –ambos marcados por las directrices de la ‘troika’) se ve con nitidez que estas políticas no inciden en la mejora de la vida de los ciudadanos y que los sacrificios que se imponen sólo tienen efectos sobre la economía financiera o virtual, pero no en la economía productiva. No es economía: es ideología.
Entre tanto, en CCOO también hemos sufrido el desgaste provocado por la situación general, especialmente envenenada en el mundo del trabajo mediante una reforma laboral dirigida a abaratar costes, a reducir derechos y, de paso, a sembrar entre la clase asalariada el miedo a perder el empleo, tanto más comprensible en un entorno de constante destrucción de puestos de trabajo.
La pérdida del empleo -seguida del agotamiento de las prestaciones también recortadas por el Gobierno del PP- ha redundado proporcionalmente en el debilitamiento de la afiliación sindical; que para muchísimos trabajadores en paro supone un coste inasumible por la necesidad vital de priorizar la supervivencia propia y de su familia.
Hemos sufrido también un desgaste complementario muy fuerte en nuestra credibilidad. No comparto posturas de victimización, pienso que si ha habido abusos o actuaciones incorrectas dentro de nuestra organización, debemos aclararlo y atajarlo. Pero tengo claro que esas prácticas no eran habituales, ni mucho menos estructurales. Sin embargo, es obvio que la derecha mediática ha visto en esos casos un flanco sobre el que proyectar sus ataques al sindicalismo de clase, cuyo debilitamiento es básico para imponer de manera más cómoda sus políticas.
Ante tal panorama, CCOO está respondiendo con rigor y coherencia; y con la valentía precisa para afrontar una reestructuración interna siempre difícil, más aún en una organización con más de un millón de personas afiliadas.
Este proceso lo iniciamos el pasado 20 de febrero con la fusión estatal de las federación de Fiteqa e Industria, creado una organización, más fuerte, funcional, operativa y adecuada a las nuevas realidades económicas e industriales.
En nuestra región, acordamos esta integración el 20 de marzo, con el eslogan “Somos+Industria”.
Somos el sindicato industrial más grande de Castilla-La Mancha, con 10.230 afiliados/as; y el más representativo, con 1.003 delegados/as, que suponen el 52% de todos los elegidos en las empresas de la región dedicadas a nuestros sectores de actividad.
Nuestra primera obligación, nuestra razón de ser, es la defensa de los intereses de los trabajadores de la Industria. Y por ello, nuestro primer reto hoy, nuestra gran prioridad, es frenar el declive industrial y la destrucción de puestos de trabajo industriales que viene sufriendo Castilla-La Mancha.
Para ello, debemos lograr que el Gobierno Rajoy rectifique sus erróneas políticas industriales y energéticas. Porque necesitamos una política industrial orientada hacia un nuevo modelo de desarrollo sostenible y basada en la calidad productiva, el conocimiento y la inversión tecnológica.
Y debemos conseguir sacar de su desidia al Gobierno Cospedal, que debe entender que defender y fortalecer nuestra Industria es clave para salir de la crisis y para afrontar el futuro; que debe tomar conciencia de que la destrucción de nuestro tejido industrial y la consiguiente pérdida del empleo –más de 30.000 trabajadores y trabajadoras de la Industria lo han perdido en CLM desde 2008- lastran nuestra economía.
Necesitamos recuperar el diálogo social. Escucho ahora a los máximos dirigentes del PP de CLM alabar el espíritu dialogante y la voluntad de consenso del fallecido Adolfo Suárez y me pregunto a qué esperan…
Necesitamos recuperar el diálogo del Gobierno con los agentes sociales, y necesitamos situar el empleo en el centro de todas las políticas.
Nosotros, las CCOO de CLM –y no sólo las CCOO-Industria- creemos que un sector industrial potente es imprescindible para tirar de la economía productiva de nuestra región. Lo creemos porque basta con mirar a nuestro alrededor para comprobar que los países en los que es mayor el peso de la industria son los que mejor soportan las crisis y los más capaces de sostener un sólido Estado del Bienestar.
Por ello, seguiremos exigiendo al gobierno de Cospedal la elaboración y puesta en marcha de un Plan Estratégico por la Industria de CLM, en que estemos, al menos, además del Gobierno, los empresarios, los sindicatos y la Universidad.
Patronales y sindicatos tenemos también otro emplazamiento bilateral en torno a las mesas de negociación de los convenios colectivos. Por nuestra parte, y creemos que así lo entiende también buena parte del empresariado, apostamos por dar un empujón hacia arriba a los salarios. La recuperación de la actividad económica pasa por mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores para impulsar así el deprimido consumo privado.
La organización de los trabajadores para confrontar, emplazar, negociar, y acordar siempre que sea posible, con los gobiernos y a las patronales marcó los albores y siguen siendo la razón de ser del sindicalismo democrático y de clase que encarnan las Comisiones Obreras.
Estos principios y estos objetivos son los que inspiran el nuevo proyecto, tan ilusionante para mí, que constituyen las CCOO-Industria de Castilla-La Mancha. Una organización de trabajadores que quiere ser su mejor herramienta para defender sus defender sus intereses en el centro de trabajo y en la sociedad; desde los más particulares a los más generales.
Vale la pena luchar, defender y reivindicar la libertad, la democracia, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la dignidad, los servicios públicos y, cómo no, la industria. En nuestro caso, queremos hacerlo todos los días; en todas las empresas industriales de CLM y ante todas las instituciones de la región relacionadas con la Industria.
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