Nuevo curso

Al igual que los más pequeños de la casa volvieron a las clases y a sus quehaceres el día 10 tras un impás veraniego, la política también afronta un nuevo curso. Todos comparten la ilusión por volver al trabajo diario, pero si hay alguien que lo afronta con la máxima expectación esa es la ciudad de Cuenca.

Con los últimos coletazos del verano asomando, y con la fiesta matea que ya se deja ver por la calle, la ciudad espera ver en los próximos meses cómo se van culminando y afianzando los proyectos que ya están en desarrollo.

Los remontes mecánicos al Casco Antiguo estarán concluidos sí o sí antes de que acabe 2026, se está trabajando para dotar a la ciudad de 1,5 millones de metros cuadrados de suelo industrial, ToroVerde avanza como un cohete su implantación en la capital con la declaración de interés regional, en octubre se prevén recepcionar las obras del nuevo hospital para abrir sus puertas en la Semana Santa de 2025 y es cuestión de días que la japonesa Sumitomo arranque su actividad en la capital, anunciada para el 30 de octubre.

Durante las últimas legislaturas hemos visto cómo lo que parecía utópico se está empezando a materializar, todo ello después de una época negra entre 2011 y 2015. Dos legislaturas después, y gracias a la alineación de administraciones socialistas, se ha hecho que Cuenca vuelva a tener buenos titulares. Soñar con un futuro próspero, con la llegada real de oportunidades, con una revitalización de la industria de la ciudad y el resurgir de la actividad económica es posible.

Aunque todavía hay gente que se empeña en gritar a los cuatro vientos que todo esto es mentira y falsos titulares, pero echando la vista atrás, se puede ver que nada más lejos de la realidad: Cuenca es sede de la Escuela de Arte Dramático de Castilla-La Mancha, el grado en Ingeniería Biomédica encara su segundo curso en la Politécnica conquense, y si no hubiera sido por las denuncias del PP en el Supremo, buena parte de la ciudad ya estaría cosida después de la brecha histórica de la línea del tren.

Otra realidad es que ya huele a zurra en buena parte del Casco Antiguo, y es cuestión de horas que la serpiente multicolor de las peñas mateas vuelva al barrio más emblemático de la ciudad. Aquí hay que agradecer muy mucho a todas esas personas casi ocultas que se afanan por que no pase nada: Cruz Roja, Policía Local y Nacional, Bomberos, Protección Civil, Seguridad Privada, trabajadores de los servicios de limpieza viaria y obras y un sinfín más que desarrollan su labor para garantizar el disfrute de todos. Además, hay que apelar a la responsabilidad de todos para no pasarnos con el alcohol, porque para pasarlo bien no hace falta estar rellenando la bota cada hora.

Esperemos que todo transcurra de maravilla y no haya que lamentar ningún incidente, porque además se va a reforzar la seguridad para evitar sucesos como el ocurrido el año pasado.