Mujer rural
El matenimiento del mundo rural no se concibe sin el soporte indispensable de las mujeres. Y no sólo por su condición natural de madres, sino también por su cada vez mayor intervención en el mercado de trabajo. Tradicionalmente, la figura de la mujer rural ha estado vinculada exclusivamente al ámbito de la agricultura, la ganadería y otras profesiones del sector primario, que afortunadamente también ha cambiado puesto que cada vez son más las titulares de explotaciones agropecuarias. Sin embargo, este estereotipo no solo es limitante, sino que ignora la riqueza y diversidad de perfiles que las mujeres están aportando al desarrollo del medio rural.
La transformación del rol de la mujer en el medio rural es un testimonio del progreso social y la lucha por la igualdad de género. A medida que más mujeres deciden quedarse en sus pueblos después de completar su formación, se convierten en piezas fundamentales para el desarrollo socioeconómico. Este cambio de mentalidad es esencial para impulsar un futuro más igualitario y sostenible. Eso sí, para que este progreso continúe, el medio rural debe contar con las prestaciones y servicios necesarios, pero también con ayudas que fomenten tanto el emprendimiento femenino, como la creación de todo tipo de negocios que generen empleo y oportunidades, pero también igualdad en las empresas.
En los últimos años se han experimentado grandes avances, sin embargo aún queda mucho camino por recorrer. Las barreras que impiden la plena igualdad continúan presentes y así se dejan patentes cada año durante la celebración de efemérides como el Día de la Mujer Rural, y doce meses después continuamos en el bucle. Las mujeres de los entornos rurales siguen necesitando alternativas. Las administraciones están obligadas a expandir sus expectativas de avance en todos los campos, pero también a concienciar a la sociedad, especialmente a la masculina, que debe cambiar el chip y asumir papeles que siempre han estado representados por las mujeres, como el cuidado del hogar y la familia para aliviar las cargas que en muchas ocasiones lastran el desarrollo profesional de sus parejas.
La lucha por la equidad en el medio rural no se limita a la mera inclusión de la mujer en el ámbito laboral; se trata de construir un ecosistema que permita a todas las mujeres desarrollarse en sus respectivas áreas, equilibrando su vida personal y profesional. El Plan Corresponsables es un paso, pero se necesita un compromiso constante tanto por las administraciones como por la sociedad. Es hora de que reconozcamos el potencial de la mujer rural y la importancia de su papel en el desarrollo de nuestros pueblos. Apostar por su inclusión y fomentar un entorno donde puedan prosperar no solo beneficia a ellas, sino que enriquece a toda la sociedad.
Este sábado la Guardia Civil celebraba la festividad de su Patrona, la Virgen del Pilar, y el benemérito cuerpo nos ofrece un ejemplo inspirador en este contexto. Cada vez son más las agentes que se incorporan al servicio en una provincia eminentemente rural como la nuestra y desarrollan su labor en condiciones de igualdad con sus compañeros. Tanto es así, que la comandancia de Cuenca está a cargo de una mujer.
La diversidad de talentos y habilidades que las mujeres aportan al entorno rural es una riqueza que debe ser valorada y celebrada. Un futuro más igualitario y diverso en el medio rural es posible, y está en nuestras manos hacerlo realidad.