Inflación

Esta semana durante un almuerzo alguien mencionó algo sobre un billete de quinientos.  En ese momento fui consciente de que no existían solo en mi imaginación, de que no eran otra de mis ideas brillantes para el futuro.  Ya que, como si fuese un argumento ontológico, hay que decir que si algo así está en la cabeza de varias personas, es porque existe de verdad; y al igual que si algo es probable, sucede; si algo existe, es porque se usará.  En no demasiado tiempo, los billetes de quinientos serán los más comunes para hacer las compras de la semana o pagar los reos.  Pero no se preocupen, ya hay dos medidas puestas en marcha contra la inflación.  La primera es la reduflación; es decir, darte menos por lo mismo –hielos más grandes para el cubata–.  El último caso viral es el de las galletas Oreo.  Parece que cada vez tienen menos crema.  Esto no salta a la vista, todo lo contrario: No hay quien encuentre la crema.  Cosa que no afecta, según la marca, a la calidad del producto.  Así que, en estas anda la muchachada, por los TikTok y esos mundos, pesando con básculas de precisión para ver si hay tres gramos y medio o dos, en cada galleta. Y es que ya lo dicen los «foodies» y los «veganiers»; que el azúcar es la nueva droga.  La otra solución; la infalible: una bandera de, lo menos, treinta metros cuadrados de paño, en masculino, porque no es «paña».