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Empleo

Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa destacan un importante aumento de los trabajadores y trabajadoras que centran su actividad en el sector industrial.  Ya superan el 20% de las personas empleadas en nuestra provincia, lo que supone una cifra nunca registrada en nuestro territorio. No podemos afirmar aún que las industrias sustenten la mayor parte del Producto Interior Bruto conquense, pero sí que es cierto que cada vez ganan más peso en una zona tan despoblada como la nuestra y tan castigada por el notable envejecimiento de la población.

Todo parece indicar que la llegada de importantes empresas, nacionales y extranjeras, a varias localidades, la ampliación del suelo industrial y las facilidades que las instituciones ofrecen a quienes se quieran implantar aquí, poco a poco van inclinando una balanza hasta ahora decantada casi en su totalidad hacia la agricultura, el turismo y los servicios. 

   Inversores nacionales y extranjeros parecen percibir que Cuenca está muy bien situada geográficamente a la hora de dar salida a los productos de las industrias en ellas radicadas. En ello, las autovías y la cercanía con Madrid y Valencia tienen un peso que hay que seguir incrementando y para ello no vendría mal reflexionar sobre lo que supondría mejorar el transporte ferroviario de mercancías. Además, el precio del suelo industrial y su cada vez más completo equipamiento resultan también atractivos para la ubicación de empresas, así como la liviana presión fiscal y una más que razonable paz social.

Los esfuerzos que la Junta de Comunidades y la Diputación están realizando para ampliar los polígonos industriales en los principales municipios de la provincia están dando sus frutos y más pronto que tarde vamos a ver cómo se van a ir presentando más iniciativas emprendedoras que tendrán a la producción industrial en sus puntos de mira. Para ello, hay que seguir redoblando los apoyos institucionales y ofreciendo a los empresarios interesados el mayor apoyo tecnológico posible para enriquecer las posibilidades de radicación de nuevas iniciativas que generen riqueza y empleo en un entorno sostenible.

   Pero no se trata sólo de acumular industrias. Es necesario apoyar de forma prioritaria a proyectos capaces de garantizar empleo estable y suficientemente remunerado y a empresas que exploten nuestros recursos de forma ordenada y respetuosa con el medio ambiente. Hay que promocionar sobre todo un sector industrial que fije entre sus objetivos la reducción de la huella de carbono y el uso de energías renovables, porque si no lo hacemos, será pan para hoy y hambre para mañana.

Una deficiente planificación del sector industrial, sólo bajo criterios meramente expansionistas y sin control, traería como consecuencia daños a nuestro entorno natural y, por ende, perjudicaría no sólo nuestra salud sino también a quienes viven del turismo, que no son pocos en Cuenca. No podemos permitirnos industrias cuya finalidad sea el aprovechamiento de residuos nucleares o de otra índole, ni permitir un descontrolado avance de empresas cuya materia prima sean los purines o se basen en los combustibles fósiles, por poner algunos ejemplos. Hay otros muchos campos de la actividad industrial que suman desinencias positivas para la población y el territorio y que restan carbono a la atmósfera. Si aplicamos una orientación industrial en ese sentido, quizá no lleguemos a ser Silicon Valley, pero no estaría mal intentarlo.