Día Mundial de la Salud: ¿Colaboración real sanidad pública-sanidad privada?
El Día Mundial de la Salud (DMS) se celebra todos los años el 7 de abril y marca el aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948.
El lema de este año, que coincide con el 75 Aniversario de la efeméride, es “Salud para todos”.
En un momento como el actual, donde a nivel nacional los ciudadanos convivimos con un desbordamiento de los sistemas sanitarios tanto en lo público como en lo privado, se hace necesario, más que nunca, explorar vías que permitan agilizar la atención a los pacientes, buscando un modelo de eficiencia sanitaria y económica.
Más que nunca, y con los datos recién publicados por el Ministerio de Sanidad sobre el conjunto del Sistema Nacional de Salud (SNS), la sanidad pública y privada deben colaborar mutuamente, como una de las medidas posibles y necesarias para alcanzar el lema que nos une en el Día Mundial de la Salud: “Salud para todos”.
Datos de lista de espera
El pasado 4 de abril el Ministerio de Sanidad hacía público en un estudio en el que se pone de manifiesto que las listas de espera han vuelto a alcanzar su máximo histórico en el número de pacientes para acceder a una intervención quirúrgica no urgente en el conjunto del Sistema Nacional de Salud (SNS), con 793.521 personas, un 12,28% más que el año anterior, según los datos a 31 de diciembre de 2022. El tiempo medio para una intervención es ya de 122 días, frente a los 113 días de junio de 2022.
Es obvio que cuando esto ocurre esto en la sanidad pública, revierte el problema igualmente en la privada.
La gestión de esas listas de espera es desde luego un escollo a solucionar con medidas eficientes tanto para la salud como para la economía. En todas las comunidades autónomas españolas la sanidad privada ha colaborado en la solución del problema, o al menos en parte de él, y puede y debe seguir siendo así, máxime en este contexto actual, una pieza clave para aportar soluciones y dar salida a los cuellos de botella que venimos padeciendo de manera muy acentuada desde la COVID.
¿Qué creemos que está provocando este cuello de botella en la sanidad en general?, pues la primera respuesta es fácil: hay un claro déficit de profesionales sanitarios. ¿Por qué? ¿Quizás sea porque no se ofertan plazas suficientes? ¿El difícil acceso a la carrera impide esa formación de profesionales que demanda el país? A estas cuestiones haría falta responder y dar soluciones a porqué nuestros profesionales sanitarios, médicos y enfermeros, entre otros –con lo que ha constado su excelente formación- deciden desarrollar su carrera fuera de nuestro país, en muchos casos a pesar de la carencia de estos.
¿Posibles soluciones? Mayor conciliación, mejores remuneraciones y sobre todo una agenda de pacientes coherente y equilibrada.
Ante esta situación es preciso recordar que los profesionales sanitarios, en primer lugar, son los responsables de la salud de los pacientes, y eso hay que ponerlo en valor. ¿Si la subida de los sueldos solucionaría el problema?, considero que no, porque la base del problema es que no hay profesionales.
Acuerdos asistenciales y precios no disruptivos
Respecto al papel de las comunidades autónomas, en todas ellas, existe un modelo mixto con acuerdos de vinculación precios que no deberían ser son disruptivos para ninguna de las partes, con beneficios como agentes productivos de la economía española, no solo para la sanidad privada, sino y muy especialmente para los españoles.
Tampoco son nuevos los convenios de vinculación o acuerdos legales para actuar en colaboración ambas sanidades en la agilización de las pruebas diagnósticas, técnicas y cirugías necesarias y lograr el lema que nos une “Salud para todos”.
Apostar por un modelo de una medicina preventiva real, adelantarnos al desarrollo de una patología y ser coherentes con el gasto a través de una colaboración público- privada, podría en numerosas ocasiones ser una de las alternativas a la situación actual, evitando males mayores, nunca mejor dicho, pero no solo en la salud, sino en la economía.
Por ello, y porque abogo por una sanidad pública de calidad y para todos, y conocedor de ambos sistemas, es en la colaboración donde ambos sistemas pueden y deben coexistir y dar soluciones reales, a problemas que también lo son.