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Cuenca y la poesía

Desde más o menos la mitad del pasado siglo Cuenca y la poesía han venido manteniendo un especial relación; una relación que desde, por ejemplo, la continuada labor en los cuarenta de esa centuria y en las dos siguientes décadas del escritor Federico Muelas como invitador y hospedante de los principales nombres en esos momentos de la creación poética española a la importante y continuada presencia en la vida literaria española de Carlos de la Rica y su aportación al mundo editorial con la creación y mantenimiento a lo largo de toda su vida de la editorial El Toro de Barro en la que publicaron no sólo los grandes nombres de la poesía de nuestro país sino que en muchos casos comenzaron su andadura buena parte de los principales poetas españoles contemporáneos, sin olvidar tampoco colecciones como “Golfo de Europa” del Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial o  “César” y “Poesía” de la editorial Olcades, y pasando por la serie de publicaciones periódicas centradas en la poesía desde  “El Molino de Papel” que, promovida por Amable Cuenca, Eduardo de la Rica, Andrés Vaca Page y Miguel Valdivieso, nacía en 1955 y alcanzaba una considerable difusión no sólo a nivel local sino que se convertía en una de las revistas literarias más conocidas de España e Hispanoamérica llegando también a universidades estadounidenses, a “Diálogo de la lengua”, propiciada en los sesenta por Diego Jesús Jiménez y José Luis Muñoz Ramírez, iba asimismo a testimoniarse en una serie de convocatorias que iban a ir configurando a la ciudad como punto habitual y conocido de encuentro de la lírica española: las Jornadas Poéticas celebradas entre 1984 y 1989, las posteriores Semanas Poéticas desarrolladas en los noventa o, más recientes, las sucesivas citas del Festival Poesía para Náufragos que, nacido en 2012 como fruto colateral de los Cursos “Leer y entender la Poesía”, hoy por desgracia ya desaparecidos, que organizara en Priego la Universidad de Castilla-La Mancha, celebraba su última convocatoria el pasado noviembre. Tan continuada relación de Cuenca con el quehacer poético era lógico que propiciara la propia producción lírica de autores en ella nacidos o asentados, una producción que, pese a quedar fuera de los principales centros del bulle-bulle literario hispano, va poco a poco adquiriendo presencia en el mundillo lírico no ya sólo nacional sino, qué caramba, también fuera de nuestro propio ibérico rodal. Y va ejemplo al canto: no es algo que desde luego vaya a ser cabecera informativa, pero ya me dirán si no merece un algo de atención esa selección de poesía conquense que la revista “Abril” editada en Luxemburgo acaba de publicar en su última entrega con textos de, por ejemplo, Enrique Trogal, Francisco Mora, Teresa Pacheco, María Alcocer o Rafael Escobar introducidos y presentados por otro conquense, Ángel Luis Luján, una de las firmas de la crítica literaria actual de nuestro país, que por cierto y ya de paso, en nueva muestra de su buen hacer, acaba a su vez de poner en las librerías su última obra “Una fuga raudal. Capítulos de la modernidad poética en España”. Quede aquí constancia de tan buenas nuevas para poner punto y seguro que seguido al recordatorio de esa relación de Cuenca con la poesía que hoy he querido traer a mi semanal rincón opinativo.