El cómic a escena
Desde el larguirucho, pelón y encamisado Yelow Kid que Outcalt llevara el 7 de julio de 1895 a las páginas del New York World hasta las más recientes creaciones de Marco Galli, Soul y Browne, Starlin y Wrightson, Pamies y Sánchez o Naoki Urasawa pasando por el chandlerianamente amargo Alack Sinner de Muñoz y Sampayo, el lovecraftiano Lone Sloane de Philippe Druillet, el grotesco mundo loco de Jacovitti o la última reaparicion de Corto Maltés –loor por siempre a Hugo Pratt– por obra y gracia de Díaz Canales y Pellejero, largo ha sido el camino recorrido por el cómic, o, si se me ponen castizos o nostálgicos, (me apunto), la historieta o el tebeo. Largo, complicado y apasionante, en un proceso más y más acelerado, y variado con el discurrir del tiempo, desdobladas las premisas iniciales en una sorprendente multiplicidad de formas, formatos, métodos, concepción e incluso intenciones; un sendero selectivo y diferenciador no sólo desde el punto de vista de su producción sino también y a la par –lo que es más, mucho más lógico de lo que parece– desde el de su recepción, aceptación, asimilación y hasta exigencia. Pues bien, el cómic –el octavo arte se la ha venido ya a llamar– va a tener a partir de este viernes y hasta el próximo lunes 17 cita de gala en nuestra capital provincial con la tercera edición ya de “Días de viñeta”, una llamada al encuentro que salta en esta ocasión del marco de la Feria del Libro que acogió a sus dos anteriores convocatorias a acampar a solas con una oferta que aúna encuentros con centros educativos, talleres, presentaciones, firma de ejemplares o un cinefórum y que finalizará coincidiendo precisamente en su jornada final con la celebración del Día del Cómic y el Tebeo. Un aquí estoy comiquero que contará con visitas o presencias de postín –Bruno Redondo, Jaime Calderón, Josep Homs, Pedro Girón, Roberto García Peñuelas, Sarah con Hace, Rafa Sandoval, César Sebastián o nuestro polifacético Juanra Fernández que sigue saltando al ruedo en comandita ora con el a su vez asentado en nuestros lares Mateo Guerrero y Javi Montes ora con Daniel Tomás– y con una muestra con trabajos de los tres primeros citados en el Centro Cultural Aguirre. Como viejo aficionado integrante de una generación que probablemente fue la primera en acceder en nuestro país a esos tebeos que se nos llevaban la parte del león de la magra soldada dominical y que después de leídos y releídos, entre el dolor y el gozo, cambiábamos mediante el módico pago de unos céntimos por otros sobados ejemplares en el canijo marco de unas tiendecillas nacidas y desarrolladas al compás de nuestra mínima disponibilidad económica, y que ha seguido luego enganchado por los años de los años al juego viñetero, no me cabe sino congratularme de esa puesta en escena estos días de algo tan entretejido en mi propia urdimbre afectiva-estética-intelectual. ¡Larga vida por siempre al tebeo, a la historieta, al cómic, por siempre amén!
