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Eduardo Soto
30/09/2021

"La berrea del oligopolio"

Amanezco antes que el sol. Los ciervos macho berrean en la oscuridad del bosque, desencajan las mandíbulas, estiran el cuello y exprimen los pulmones presumiendo de su hombría, fanfarroneando de su capacidad reproductora. En la radio oigo que, como el gobierno se esfuerza en reducir la factura de la luz, las grandes eléctricas amenazan con frenar su inversión en renovables. Me troncho. Es la bravata más pueril que se le puede ocurrir a un empresario. Supongo que confía en la ignorancia de la gente, en poder convencer al público de que en ellos reside la salvación, y consiguientemente el poder y la gloria. Es el colmo, algo así como que el dueño de una mina de oro decidiera amenazar a sus vecinos con dejar de extraerlo.

España está en el top ten de países en el que invertir en energías renovables. Ricachones de medio planeta invierten en renovables en España. Los motivos son incontestables: tenemos un know how asentado, una experiencia de esforzados pioneros, empresas maduras, técnicos avezados, somos un país fiable económicamente y, por fin (después del bochornoso impuesto al sol), legislativamente. Técnicamente a esto le llaman certidumbre regulatoria. Prosaicamente, para los que tienen pasta, significa: un lugar seguro en el que invertir a saco (32.000 millones en 2019, 24.000 millones de dólares en 2018).

El coste de las instalaciones ha caído un 90% entre 2010 y 2021, tenemos más sol que cualquier otro país de Europa. La alta radiación en España permite que la energía fotovoltaica sea rentable incluso sin subvenciones. Ningún banco ni inversión produce tanto: un 7% de media. Cualquier economista, cualquier inversor mínimamente informado estará en su casa riéndose por lo bajini del disparate de la amenaza.

El petróleo se acaba. ¿Oyeron hablar del peak oil? Hubert empezó a hablar de él en 1958. Investiguen. El caso es que cada vez es más caro extraer el poco que queda bajo tierra, por eso sube el precio de los carburantes y consiguientemente el del gas, que es quien tira de los precios del megawatio. Simplifico las cosas un poco, lo sé, en esencia lo que ocurre es que necesitamos cambiar de paradigma energético. No solo porque nos estamos quedando sin el recurso básico. La quema de combustibles fósiles ya ha provocado un cambio climático que hasta los países más escépticos están presupuestando en pérdidas a futuro. Seguir con vehículos de explosión va a terminar arruinándonos. Hay que reconvertir un dinosaurio. ¿Quién empieza? España hoy necesita importar el 98% de los combustibles fósiles que consume, que a su vez representan el 74% del consumo de energía. Hoy somos gasofodependientes. Pero al mismo tiempo, resulta que el sol se ha convertido en el petróleo del siglo XXI y en nuestro país es abundantísimo y fácil de explotar. Cualquiera puede hacerlo en el tejado de su casa.

Tras los acuerdos de París el gobierno ha puesto en marchar la nueva Ley de Cambio Climático y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que persigue una reducción de un 23% de emisiones de gases de efecto invernadero, para lo cual asume el esfuerzo de instalar casi 40 GigaWatios en renovables antes de terminar 2030. Tenemos ya instalados 13,5 GW de modo que necesitamos instalar unos 3 GW al año para llegar al objetivo. Amenazar al Gobierno con la desinversión en renovables es un nuevo y desafortunado chantaje: “Si no me dejas seguir llenando la bolsa, te dejo al PNIEC con el culo al aire, no podréis cumplir los objetivos de la Cumbre de París (jajajaja, risas estentóreas)”. Ojo, este es un chantaje no solo al gobierno bolivariano, también lo es a toda la sociedad española: las renovables suponen un yacimiento de empleo inmejorable y una liberación de una dependencia externa muy onerosa para nuestra balanza de pagos; ahora mismo no hay sector industrial ni empresarial que esté evolucionando más deprisa, donde se esté invirtiendo más en I+D+I con resultados ventajosos y con futuribles más halagüeños y esperanzadores (en reducir costes y contaminación); bajarse del tren en marcha es descabellado. Aún hay una traición mayor en esta amenaza, y esta va dirigida contra los jóvenes, los que se manifestaron en la Huelga Global por el Clima, y los que no: darle la espalda hoy a las renovables es condenar su futuro, multiplicar la virulencia de la emergencia climática.

Si han jugado al póker alguna vez sabrán por experiencia que a veces ese jugador potentado, que se puede permitir perder millones y juega siempre con media sonrisa ladeada, es cuando más va ganando, cuando se permite soltar los faroles más groseros: berrea de un modo tan vergonzante que, en vez de atraer a la suerte, concita el desprecio de sus coetáneos. Si son accionistas aguanten, no tardarán en repuntar. Por mucho que diga el cuento, nadie mata la gallina de los huevos de oro.