Artículo 47
Las cosas se pueden contar desde arriba o desde abajo. Digo esto porque, de un tiempo a esta parte, mi mujer medita cambiar de coche. Lo del color, el tamaño y el presupuesto, siempre lo ha tenido claro, así que lo primero fue decidir si quería eléctrico, híbrido, gasolina, pedales… Un mar de dudas del que, después de informarte, solo sales con más dudas. Pero no todo el camino fue tortuoso. Descubrir que si quisiese comprarse una tartana como la que conduce actualmente, no le costaría menos de 3000€, fue un golpe de autoestima.
El caso es que, no sé bien cómo, encontró un coche que encajaba con lo que quería. Así que se puso a negociar con un señor de un concesionario de Madrid –todo lo de Madrid es mejor– y este empezó a pedirle datos de su coche actual para pasarle una oferta y ver en cuánto se quedaba el precio final. Había unas cuantas cosas que no nos parecía que tuviesen mucho sentido, pero, como eran gratis, accedimos. Había otras que sí tenían sentido aunque parecían de chiste, como cuando le pidió que le mandase una foto del cuentakilómetros explicándole que para que se viesen los kilómetros tenía que girar la llave.
Finalmente, le ofreció por su coche 500€. Cuando mi mujer le respondió dándole a entender que junto a ella había un hombre, contestó lacónicamente y entendió que se había acabado el negocio. Quizás esto no haya sido un caso de micromachismo, y el señor de Madrid no pensase que mi mujer fuese tonta por ser mujer; sino por ser de Cuenca. En todo caso, esto trata de gente que se cree más lista que otra, como los cónclaves sobre vivienda.